lunes, 17 de agosto de 2020

BIERE DES NAUFRAGEURS

Este año 2020 está resultando atípico, hemos aplazado nuestras vacaciones y solo nos queda recordar que en el verano del año pasado visitamos la costa francesa. Como no podía ser de otra manera me llevé una agenda cervecera repleta de lugares a visitar.

Sin embargo, el lugar del que voy a hablar hoy no estaba en la selección inicial, la unanimidad de las redes sociales repletas de malas referencias hicieron descartar a Brasserie Des Naufrageurs casi de inmediato y sin embargo creo que fue la mejor visita cervecera y de las cervezas más interesantes que pude probar en aquellas vacaciones, por encima de otras de mayor prestigio y ratings.

La isla de Oléron es un lugar eminentemente de turismo de sol y playa, con alguna buena cervecería y dos elaboradores locales, en principio uno de los lugares menos atractivos cerveceramente hablando de todo el viaje. Tal fue así que nos surtimos de las cervezas locales en uno de los supermercados de la isla a la primera oportunidad que tuvimos sin pretensiones de hacer ninguna visita cervecera en la isla.

De regreso del  Faro de Chassiron, un cartel se cruzó en nuestro camino “Bière Des Naufrageurs – Fabrique paysane – Vente directe” rezaba… ¿por qué no? Y a pesar de todo lo que había leído de aquel lugar giré para tomar un estrecho camino mal asfaltado. Tras unos 200 metros llegamos a lo que parecía ser una vieja granja, para ser más exactos del siglo XVII. Nos surgen las dudas, pero pronto observamos un lugar donde había otros vehículos aparcados y entre ellos una furgoneta con el nombre de la cerveza.

Entramos en lo que un destartalado cartel indicaba que era la tienda y nos encontramos con una humilde sala vacía de clientes, pero repleta de cajas, en el centro una pequeño “stand” con productos locales y en las paredes algunas pocas estanterías con las botellas de las distintas especialidades de la marca. Un hombre ordenaba unas cajas en una esquina quién nos recibió de una manera algo distante, era Jean-Luc Metayer, maestro cervecero y quién dirige este proyecto.

Fuimos observando su amplio portfolio de cervezas y a medida que fuimos mostrando nuestro interés aquel hombre distante fue entablando conversación, incluyendo un maltendido dialéctico sobre su cerveza de cáñamo, que pareció hacerle bastante gracia.

En realidad, todo bastante alejado de las opiniones vertidas en las redes, quizás de personas que no saben distinguir entre la visita a una gran cervecera y a un pequeño negocio local. Al final la visita fue muy gratificante y nos llevamos un buen surtido de cervezas.


La gama de cervezas es bastante amplia, y cuanto menos interesante, donde juega con la incorporaciones de distintos ingredientes. Como no podía ser de otra forma hablamos de cervezas no pasteurizadas, sin conservantes ni colorantes y refermentadas en botella.

Entre ellas, permitirme que haga una clasificación algo burda y exenta de fundamento como es el color de su etiqueta: 

Aquellas con etiqueta amarilla, encabezada por su Blonde Speciale, una cerveza con carácter, notas a levadura y alcohol presente de cierta influencia belga, hasta su Blonde, cerveza rubia sin muchas pretensiones, que entiendo sirve de base para un sinfín de cervezas con “añadidos” que dotan de cierta personalidad propia a cada una de ellas (pimienta negra, cilantro, cáñamo, absenta, frambuesa, etc). También en esta sección hay que hablar de su IPA, quizás un poco alejada de nuestro imaginario de lo que debe ser el estilo pero sin duda una cerveza disfrutable y de trago fácil.

Aquellas con etiqueta roja, que podemos calificar como cervezas de frutas, Cereza y mora, cabe destacar el carácter natural que se hace tangible en el paladar.

Las que tienen etiquetas blancas, a destacar su clásica blanche francesa, tirando a witbier belga y sin duda, mi favorita de todo el portfolio de este elaborador, con notas a levadura, cítricas y muy refrescante. Muchas veces en lo más sencillo está la virtud y este es el caso. También en este apartado destacar una cerveza que su etiqueta anunciaba ostras y que por suerte no estaban muy presentes en el sabor, más allá de un ligero toque salado.

Un apartado de otros, donde incluyo su Biere blance a la fleur de sel, una verdadera delicia con un sutil toque salado distintivo. Su cerveza de primavera, herbal, refrescante y de carbonatación alegre pero en realidad no muy destacable y una cerveza con notas a flan caramelo, cerveza interesante pero no de mi gusto.

En general, cervezas sencillas que hay que afrontar sin la necesidad de tener que beber una cerveza excepcional, sino cervezas bien elaboradas, disfrutables y con pequeños matices que he disfrutado mucho más allá de otras cervecerías más prestigiosas y con más reconocimientos que pude visitar en aquellas vacaciones.

Para terminar, quería ponerme un poco sentimental cerveceramente hablando, haciendo mención a este modelo fabricante tradicional y local, que representa “Bières des Naufrageurs” con especialidades propias normalmente alejadas de modas que reinan últimamente en el mercado cervecero mundial y que por desgracia cada vez es más difícil encontrar en nuestros viajes, ya se sabe la revolución “craft” mató al pequeño elaborador local tradicional.

Un año después me alegra ver que las opiniones en las redes ya no son tan negativas, no sé si se debe a un cambio de actitud del Elaborador o de los clientes, pero creo que si eres un amante de la cerveza y te encuentras en la isla de Oleron es una visita indispensable, yo si tengo oportunidad de visitar la isla será un lugar de obligada visita.