viernes, 27 de marzo de 2015

DULLE GRIET

Hace unos días, mientras conversaba con un compañero de afición, que regenta una tienda especializada de cervezas, recordaba mi primera visita a Gante como una de las más reconfortantes cerveceramente hablando y eso que solo me bebí una cerveza, eso sí…. de 1,2 litros!!!

Pues ahí estábamos los dos, tras una insípida visita a la ciudad de Brujas, aparcamos el coche en uno de los parkings subterráneos de Gante situado bajo la plaza Vrijdagmarkt (del mercado de los viernes), el lugar no se eligió al azar.

- Bien, hemos llegado a Gante, saca el plano – decía mientras sacaba una bolsa del maletero con unas chanclas viejas que utilizaba para estar más cómodo en los hoteles

- ¿pero qué haces? ¿no irás por ahí con eso? ¡Vaya pintas, con esos calcetines pareces “un güiri”!!!

Esbocé una sonrisa, todo tenía su explicación, pero de momento no quería desvelar mis intenciones.

Una vez en la superficie nos encontramos ante una bonita plaza, en el centro puede verse una estatua de Jacob Van Artevelde… -  A ti te he visto yo en algún sitio….


Ya eran las 4:30 h. de la tarde ¿para qué esperar más?, así que directos dirigimos nuestros pasos hacia el gran cañón rojo El Dulle Griet del siglo XV, de 5 m. de largo y 16 toneladas de peso.

En la guía turística leo que recibió su nombre de una figura del folclore flamenco… “Rita la loca” que diríamos nosotros. Parece que la tradición viene de una supuesta hija de Carlos V con supuestos poderes “heredados” de bruja y a la que este oculta con una modesta familia burguesa para protegerla.


No me entretengo ni 10 segundos en admirarla, me doy la vuelta y dirijo mis pasos hacia “la Dulle Griet” que más me interesa.

- Ey ¿A dónde vas? Espera!!!

- Vamos a tomar una cerveza

A escasos metros se encuentra el famoso Pub/Cervecería que recibe el mismo nombre, en mi agenda de “Para hacer en Bélgica” pone claramente “Tomar una Max en el Dulle Griet”, así que entro sin pensármelo dos veces.

El lugar es acogedor, más pequeño de lo que me imaginaba, en las fotos parecía más grande… es un lugar donde parece haberse detenido el tiempo siglos atrás y realmente piensas que así debían de ser las tascas en el Flandes de Carlos V. Todo en madera y con multitud de adornos por todas partes.


A uno de los dueños se le atribuye ser heredero lejano de “la loca Meg” (Dulle Griet) y el otro puso el local, que había recibido como herencia. Ahora entendemos que este lugar no podría haberse llamado de otra manera.

Nos acercamos a la barra y sin mirar la carta digo – A Max please!!!

- Shoe off  - contestó rápidamente el camarero con una sonrisa en los labios.

Pero no le iba a ser tan sencillo, y aunque era buen conocedor de la tradición de aquel lugar, quería oírla de primera mano.

- Que me quite la zapatilla ¿por qué?

- Mire es una de nuestras normas, si pides una Max debe dejarnos un zapato en prenda.

- Tranquilo, no me voy a llevar la copa – y acompañé la frase de un guiño mientras me quitaba la vieja chancla.

El camarero esbozó una media sonrisa mientras comento algo como

- Ya venias preparado – pero que seguro que por dentro incluso pudo pensar que le estaba tomando el pelo o algo peor… en fin lo que hay que aguantar con los turistas.


Al parecer los dueños cansados de que les desapareciesen las copas gigantes tipo Kwak, optaron por exigir un zapato en prenda… seguramente no tenían ni idea que este acto se convirtiera en una tradición que les distingue de la gran cantidad de cervecerías que hay en esta ciudad.

Sigo con la mirada mi zapatilla mientras es colocada junto a la de otro cliente en una especie de cesta y es alzada hacia el techo mediante una polea. A mi lado oigo un - Ya me parecía a mi que lo de las chanclas tenía truco.

Sin zapatilla dirijo mis pasos a la mesa más acogedora del local, desde donde puede observarse todo el bar, más pequeño de lo que me imaginaba al ver las fotos. La verdad es que tiene su encanto, a pesar de que es la hora de apertura ya hay bastante gente en el local conversando y bebiendo unas cervezas apaciblemente.


A la vista, para que todo el mundo los lea, se encuentran “Los 10 mandamientos del local”: 1- No se permiten fiestas, ni gritar o chillar, ni malgastar (supongo que cerveza, jaja), dejar la comida en casa, si bebes una “Max” quítate el zapato (bien los sé), se paga solo en efectivo, pagar después de cada ronda, no beber durante las horas de trabajo, la última ronda se sirve a las 12:30 h. de la noche y se cierra media hora más tarde….. me parecen perfectas!!!

Rápidamente detectas a los turistas, las copas de Max les delatan… es una locura pedir esta cerveza cuando tienes para elegir entre más de 260 cervezas, algunas verdaderos tesoros, pero la tradición es la tradición y esta es perfecta para atraer a los turistas.


Suponía que era una Kwak, pero ya el aroma y color delatan que no es así. Aún asi, estaba convencido de ello hasta que la probé…. Ya se sabe que en barril y elaboración reciente las cervezas no saben igual, pero aquello definitivamente no era una Kwak.

Lo cierto es que la Max Van Het Huis es una “Belgian Ale” elaborada por un productor local situado a las afueras de Gantes, De Proef ¿os suena? Si, ese mismo que ahora elabora muchas de las creaciones de Mikkeller.

La cerveza en sí no es ninguna maravilla, de aroma y sabor dulzón dejando un regusto amargo. Diría que  la graduación alcohólica está en torno a 6-7% y aunque su copa de algo más de un litro (1,2 l.) es majestuosa, no me extraña que hubiese gente que se la llevase, cuesta acabarla. Tanto es así, que yo no pude con ella, menos mal que mi acompañante había pedido algo ligerito, previendo algo similar y me pudo ayudar, creo que tampoco le costó mucho.

Una vez cumplida la tradición, el resto de la tarde aprovechamos para hacer la típica ruta turística por la ciudad y bajar un poco el alcohol en sangre antes de volver al hotel. Gantes es una ciudad muy bonita, con una movida importante y plagada de bares llenos de gente y tiendas donde puedes llevarte alguno de los productos típicos de la zona… incluido cerveza, por supuesto.

En cuanto al Dulle Griet, volveré, pero no para tomarme una Max. Está bien para cumplir la tradición, pero nada más. El Dulle Griet es un lugar agradable, con buen ambiente y con un surtido lo suficientemente amplio de cervezas como para hacer las delicias de cualquiera.



Información:

Dirección: Vrijdagmarkt 50, Gantes (Bélgica)

Horarios:  
  • Lunes 4:30 pm.–1:00 am.
  • Martes-Sábado: 12:00 pm.-1:00 am.
  • Domingos: 12:00 pm.-7:30 pm.
Imágenes extraídas de la web www.dedullegriet.be

lunes, 23 de marzo de 2015

LA RULLES ESTIVALE

Cuando Grégory Verhelst comenzó a elaborar cerveza comercialmente, allá por 1998, en la región de Gaume, al sur de la provincia belga de Luxemburgo, él estaba decidido a hacer dos cosas: producir solo una Ale rubia, pero intentar que esta fuera lo mejor posible y venderla casi exclusivamente en su región de Gaume… Afortunadamente rompió ambas promesas. (Tim Webb & Joris Pattyn en su libro “100 Belgian beers to you try before you die”).


UNAS NOTAS SOBRE BRASSERIE DE RULLES

Si bien en la cita anterior se hacía referencia a 1998 como el inicio de la actividad cervecera de Grégory, no fue hasta el año 2000 cuando sus elaboraciones se comercializaron con el nombre de “La Rulles” (Río que pasa por la zona donde se encuentra la cervecería).

Tuvo la fortuna de que un día Michael Jackson se fijase en él y la verdad, no me extraña, por que debió de ser de los primeros elaboradores belgas que se salió de las típicas pautas y estilos belgas en los que estaban encorsetados casi todos los productores de aquel país.

Se dice que siempre ha ido contracorriente y es que sus elaboraciones siempre tienen un pequeño toque americano y es cierto.

Actualmente su producción es de unos 3.000 hectolitros al año y la mayor parte de su producción se exporta a Estado Unidos.

Es fácil encontrarse varias de sus elaboraciones entre las más aclamadas en cualquier ranking o lista que se precie, su Blonde, su Triple y esta Estivale se pueden considerar cervezas imprescindibles dentro de las elaboraciones belgas.

Por cierto, ese hombre gruñón que aparece en sus etiquetas es Marcel (Le Rullot), mascota de la marca y arquetipo del hombre de la región de Gaume que sabe vivir y disfrutar de los sencillos placeres… como es beber una buena cerveza.


LA RULLES ESTIVALE, LA CERVEZA DE LAS MUJERES

He de reconocer que cuando la compré tenía tres referencias en la cabeza: el buen sabor de boca que me había dejado La Rulles Tripel, un sinfín de listas y rankings donde la situaban como imprescindible y una nota curiosa… La Rullés Estivale era “La cerveza de las mujeres”.

Pues sí, parece que en Bélgica un jurado formado por 30 mujeres decidieron en el primer certamen de la Delirium Village Brussels que la Rullés Estivale era la cerveza que más les gustaba, así que no es raro que desde entonces se le atribuya esta etiqueta.

También comentar, que esta cerveza se elabora desde 2005, se elaboró por primera vez con motivo del quinto aniversario de la fábrica de cerveza y desde entonces se ha convertido en todo un clásico.

En cuanto a la cerveza en sí, comentar que he visto por ahí que la califican como “Belgian Ale” aunque en mi opinión este apelativo se queda corto si no añades el apellido “Bitter” a continuación.

Elaborada con maltas Pilsner y Pale, Lúpulos americanos (Warrior y Amarillo), Cascade y Levadura de la vecina Orval. Es una cerveza sin pasteurizar.

Es una cerveza de color dorado, algo turbio, con una buena espuma blanca que va dejando una bonita lazada a medida que desaparece. Carbonatación media.

El aroma es muy fresco y “hoppy” a cítricos (cáscara de naranja y limón) y otros aromas frutales que ya nos adelantan lo que va a ser su sabor.

El sabor es suave, inicialmente dulce y no muy amargo, pero sobre todo es refrescante, parece que lo de “Estivale” es por algo. Predominan las notas frutales y cítricas, aunque las florales se dejan entrever dándole todavía un carácter más suave. El final vuelve a ser hoppy pero muy sutil. 


CONCLUSIÓN

La calificaría como una verdadera cerveza de sesión, por su suavidad y lo bien que se bebe, es refrescante y agradable. Pero no es una cerveza por la que me volvería loco, eso sí, traédmela para el verano, no me importaría nada beberla todos los días. En cualquier caso, yo me quedaría con "La Rulles Tripel" que me parece su elaboración más redonda.

A pesar de ello, no me sorprende y me parece lógico que siempre aparezca en las distintas publicaciones y rankings como una cerveza recomendable y que no se debe dejar de probar, ya que no es una cerveza convencional, así que si la encontráis os recomiendo probarla.


Valoración del Baúl de las Cervezas: 8/10


Ficha Técnica:
Fabricante:
Brasserie Artisanale de Rulles
Situación:
Rulles, Bélgica
Estilo:
Bitter Ale Belga
Color:
Dorado
Alcohol:
5,2º
IBUs:
35
Temperatura:
8-12º C
Servir en:
Copa tulipa

lunes, 16 de marzo de 2015

UNA CERVEZA PARA PRATCHETT

Hace unos días nos dejaba el escritor Terry Pratchett. Al que muchos descubrimos en la juventud, pero que con el paso de los años seguimos leyendo con otros ojos, viendo en su estrafalario mundodisco una mordaz y satírica crítica al mundo real.

Así, estuve el fin de semana dándole vueltas como rendirle homenaje desde este blog, dedicado exclusivamente al mundo de la cerveza. La verdad es que aunque no puedo afirmarlo con rotundidad, todo me hace pensar que el bueno de Terry era cervecero.


En sus libros era habituales las menciones a la cerveza, desde su primera novela, donde podías leer aquella frase de “Esto es cerveza, sí, cerveza. Ya sabes, cerveza”, pasando por la Sopa de cerveza en “El país del fin del mundo”, la cerveza de jengibre en su “Ronda de noche”…. hasta uno de sus últimos libros “Buenos presagios” donde uno nuevos Jinetes del Apocalipsis recibía el nombre de Cerveza sin alcohol, toda una declaración de intenciones.

Pero quizás, su alusión más clara se haya dentro del personaje de ese mago inútil, asustadizo y algo cínico llamado Rincewind, cuyo sueño es vivir una aburrida vida rodeado de cerveza y patatas.

Pero hay algo más, y los coleccionistas de cerveza lo sabemos, pues hace ya tiempo que a través de la marca “Ales by Mail” y elaboradas por la inglesa Brentwood brewery salieron al mercado sus “Discworld Ales” rindiendo homenaje al mundo creado por Terry Pratchett y desde cuya web (http://www.discworldales.co.uk/) se emitía un sentido comunicado este fin de semana.


En un principio, conocía 4 variedades, pero al consultarlo me he encontrado con la sorpresa de otras tantas que desconocía y que trataré de conseguir en los próximos meses, sobre todo una Black IPA que no tiene "mala pinta". Por si os interesa os dejo este enlace http://www.alesbymail.co.uk/

Pues hasta aquí, este intento de homenaje al grandísimo Terry Pratchett. Grande porque aunque pocos lo sabían, hasta el pasado viernes, era el segundo escritor británico vivo de ficción más vendido solo superado por la escritora de Harry Potter. Además fue distinguido por la Reina de Inglaterra con el título de Oficial de la Orden del Imperio y sobre todo porque ha dejado una huella imborrable en todos aquellos que alguna vez devoramos alguno de sus libros.


Como he leído por la red, creo que ya se está bebiendo unas cervezas con Muerte. Yo desde aquí beberé una cerveza en su nombre, por todos esos buenos momentos que me ha hecho pasar delante de un libro. D.E.P.


miércoles, 11 de marzo de 2015

INVASION FARMHOUSE IPA

Después de unos años dando la espalda a Mikkeller, por supuesto castigo de coleccionista, hace unos meses decidí comprobar como había evolucionado desde aquellas primeras elaboraciones que probé hace ya 3 ó 4 años.

Evidentemente si quieres ponerte al día en Mikkeller en Asturias, hay un lugar ineludible “El lúpulo feroz”, donde Andrés me guió ante las decenas de creaciones del danés errante.

Poco antes de irme, como si no quisiese la cosa, me sacó una botella y me comentó las bondades de aquella cerveza. La habían probado días antes para la despedida de un compañero y les había convencido… la reflexión culminó con un “Merece la pena probarla al menos una vez en la vida”… evidentemente sabía que no podría resistirme a aquel comentario.

Y así esta Invasion IPA acabó en el baúl de la cervezas, solo hacía falta que llegara una fecha especial, algo que celebrar, para descorcharla. Y esa fecha llegó un 5 marzo, cuando celebro que aquel día la muerte estaba entretenida bebiendo cerveza, como el spot publicitario, y gracias a ello yo puedo seguir bebiéndola.


ANCHORAGE BREWING

Abro Google earth y cargo el fichero localizador de fábricas/elaboradores de cerveza y dirijo mis clicks de ratón hacia Alaska, ciudad de Anchorage, en el edificio donde aparentemente hay un restaurante. Se encuentra la cervecería que ha elaborado esta Invasion IPA junto a Mikkeller.

Anchorage Brewing fue fundada por Gabe Fletcher. Especializada en hacer cervezas envejecidas  en barrica con un montón de Brettanomyces (Bretts para los amigos) esos “bichitos” que le dan ese toque tan especial a las cervezas que lo poseen. Su lema es “Donde la elaboración de cerveza es un arte y el Brettanomyces es el Rey”.

Hace tiempo que Mikkeller fruto de su pasión por las cervezas de Anchorage Brewing inició un acuerdo para importar sus cervezas a Europa y que culminó con la colaboración en la elaboración de esta Farmhouse IPA.


INVASION IPA

Orientada al mercado americano, en Europa tardaron en llegar y no es muy común encontrarse con ella. Así que al beber esta cerveza hay que hacerse a la idea que va a ser muy difícil volver a probarla o por lo menos en esta versión.


La botella de 750 ml. sin etiqueta (esta no pasará a formar parte de mi colección), pero con corcho y alambre como si de un champagne se tratase. Serigrafiado un dibujo típico de Mikkeller que no falte y toda la información típica sobre la cerveza. Donde ya nos destacan que está fermentada en Alaska, embotellada con Brettanomyces y elaborada por Anchorage Brewing.

En cuanto a la cerveza en sí, su color es dorado, tirando a anaranjado, algo turbio. Al derramarla sobre la copa genera una buena espuma blanca, con buena duración. La carbonatación es alta.

El aroma es intenso y se aprecian toques cítricos, tropicales, pomelo.... que van derivando en notas de pino, hierba fresca, incluso tierra húmeda y moho. Aquí los Bretts ya se dejan notar. Ya empiezo a comprender el apelativo de "Farmhouse" que en esta cerveza en particular es bastante evidente.

En el gusto, inicialmente me viene el amargor del lúpulo junto a los sabores cítricos... a naranja y pomelo. Seguidos de notas más florales, hierba fresca, notas de Bretts, resina y toques especiados. Termina con un amargor seco muy largo. Sus 8% de contenido alcohólico se encuentra bien integrado, apenas se deja notar, lo cual le añade cierto peligro, ya que se bebe muy fácil.




CONCLUSIÓN

Antes de nada, he de aclarar, que aunque en general me gustan las IPA, no soy un gran fan de ellas, para mí una buena IPA es una cerveza notable, pero casi nunca sobresaliente. Y digo casi nunca por que esta "Invasion Farmhouse IPA" sí me lo parece.

Es una cerveza intensa, en su justa medida. Con aromas y sabores complejos y bien integrados con el contenido alcohólico. El conjunto funciona, por que además se bebe muy fácil y lo más importante.... "Sabe rica, muy rica".

Realmente ha merecido la pena adquirirla y probarla. Me parece maravillosa, de estas a las que siempre me gustaria volver cada cierto tiempo para convertirla en un clásico del "Baúl de las cervezas" aunque va a ser dificil, por lo menos en esta versión "Farmhouse" elaborada por Anchorage Brewing. También me quedo con muchas ganas de probar alguna elaboración propia de estos elaboradores de Alaska, esta Invasion IPA es impecable.


Valoración del Baúl de las Cervezas: 9/10.




Ficha Técnica:
Fabricante:
Mikkeller/Anchorage Brewing
Elaborada en:
Anchorage Brewing (Alaska)
Estilo:
IPA (Farmhouse)
Color:
Dorado/anaranjado
Alcohol:
IBUs:
No especificado.
Temperatura:
7-10º
Servir en:
Copa Tulipa




viernes, 6 de marzo de 2015

#LARONDA31: ELABORADORES NÓMADAS ¿SI O NO?

Y los blogueros que escribimos sobre el mundo de la cerveza seguimos tomando rondas y opinando sobre todo lo que se propone. Este mes Adrián, desde su blog Cerveza Rudimentaria, nos propone el tema de los Elaboradores nómadas, fantasmas, gitanos, …. o como queramos llamarlos ¿sí o no? Pues pongámonos a ello…

Hace algún tiempo hice un comentario en una red social sobre los Gypsy brewers, en principio me pareció un comentario neutro sin ningún tipo, ni posibilidad, de malinterpretación aparente, pero antes de que me diera cuenta me vi inmerso en una indeseada polémica… que si lo hubiera sabido me hubiera pensado dos veces escribir algo sobre el tema.

Con esto quiero decir, que aunque no se diga abiertamente, este es un tema polémico y que levanta suspicacias y realmente no entiendo el por qué.

Yo, amigo de pocas polémicas, trataré de abordar el tema de una manera lo más objetiva posible… por mi formación académica sé que lo llevaré a un terreno quizás demasiado formal, espero que no os aburra demasiado. 

Ah, y si se me escapa alguna frase fuera de tono, por favor, que nadie se lo tome a mal.


CONCEPTO

Creo que a estas alturas todo el mundo sabe lo que es un elaborador de cerveza nómada, gitano o cervecería fantasma. Bueno, hay una pequeña diferencia de matiz entre estos tres términos, pero en el fondo hablamos de lo mismo: elaboradores que no tienen su propio equipo ni instalaciones para elaborar cerveza.

Estos elaboradores para producir sus recetas, llevan a cabo algo que en el mundo de la empresa no es nada nuevo, acuerdos con elaboradores que si disponen de las instalaciones, es decir un Acuerdo de cooperación o Alianza estrátegica. Y si esta se alarga en el tiempo pueden llegar a constituir verdaderas Joint Ventures.

Académicamente hablando existen dos factores esenciales: las dos partes tienes objetivos compatibles y recursos complementarios y esto es la clave para que se llegue a un acuerdo.

Bueno en el mundillo cervecero la cosa no podía quedar así y se ha rodeado a lo que es un simple acuerdo empresarial de una especie de carácter distintivo de culturilla cervecera, si me permitís romántica y snob. Donde unos amantes de la cerveza bohemios e idealistas diseñan en su mente una cerveza, y viajan de fábrica en fábrica a lo largo del mundo para que otros produzcan sus creaciones.

Ha decir verdad, dentro de los elaboradores de cerveza siempre han existido, no son nada nuevo, lo que ocurre que en los últimos años se han convertido en un verdadero movimiento en si mismos y tiene su explicación, la veremos más adelante.

Parece que como movimiento apareció en Escandinavia y rápidamente se extendió por USA y más recientemente por todo el mundo. Así tenemos, que muchas de las cervezas que llegan a nuestras manos han sido elaboradas por algún tipo de acuerdo entre un elaborador gypsy y un elaborador con instalaciones propias.


TIPOS DE ACUERDOS

Cuando hablamos de elaboradores gitanos, estamos hablando lo que en la literatura empresarial se conocen como acuerdos de producción, en su mayor parte verticales, es decir, las dos partes ocupan tramos distintos del continuo productivo.

Sin haberme interesado mucho por el tema, a primera vista veo varios tipos de acuerdos, aunque pueden existir muchos más y de hecho existen:

De cesión de instalaciones: un elaborador, cede parte de sus instalaciones para que el gypsy elabore su producto de manera independiente.

De elaboración de receta: El gypsy solo aporta la receta y unas indicaciones de cómo quiere que sea el producto y el propietario de las instalaciones elabora la receta aportando su Know How en el proceso productivo.

De cooperación en la producción: tanto el gypsy como el propietario de las instalaciones se implican directamente el proceso productivo.

Igualmente los acuerdos cubren si el producto final se comercializa bajo la marca del gypsy, si lleva la marca del fabricante con alusión al nombre del autor o lleva marca conjunta de los dos.


VENTAJAS:

Estas fórmulas son interesantes en mercados dinámicos y cambiantes; y es justamente lo que ha ocurrido en los últimos años en el mundo cervecero, con lo cual parece sensato que haya sido en la última década cuando han proliferado este tipo de acuerdos.

Hay muchos tipos de acuerdos y cada uno tienes sus ventajas e inconvenientes, así que únicamente voy a hacer unas puntualizaciones generales.

Para el gypsy es evidente que necesita unas instalaciones para producir su cerveza, al final, no solo es una cuestión de snobismo, es una cuestión de costes, que a la postre es más importante, sobre todo si quieres vivir de ello. ¿Es más barato alquilar un equipo o comprar y dejar de ser un gypsy?

Además permite mayor dinamismo y adaptarse rápidamente a un mercado cambiante.

Permite ser muy prolífico, tener instalaciones puede limitar en este aspecto.

Elegir el fabricante más adecuado para cada receta en particular, aprovechando su Know how en determinado campo esencial para su receta.

Aprovecharse de supuestos avances tecnológicos en la fabricación, llegando a un acuerdo con el fabricante que tiene esos avances.

Evita tareas engorrosas y mecánicas que a veces requieren gran inversión de recursos: embotellado, mantenimiento y limpieza.

Para un elaborador con intalaciones propias puede ser interesante si tiene exceso de capacidad. Si no aprovechas el 100% de tu fábrica y recursos estás perdiendo dinero. 

Un simple acuerdo de alquiler representa liquidez extra por una línea de producción que tenían paradas.

Si el acuerdo incluye reparto de beneficios, puedes beneficiarte de la imagen del gypsy, bien sabemos que algunos cuentan con gran fama y cerveza que elaboran, cerveza que se agota.

Muchas veces los elaboradores con instalaciones, muy involucrados en las tareas técnicas y de producción, mantenimiento y todo lo que conlleva un negocio, tienen poco tiempo para tareas creativas.

En cualquier caso para ambos la clave puede estar en la especialización y complementariedad cada uno se centra en lo que mejor sabe hacer. Uno está demasiado centrado en la producción sin tiempo para crear y el gypsy dedica el 100% de sus recursos a crear y experimentar.... solo le falta un lugar para producir.


INCONVENIENTES

Como todo acuerdo tiene sus riesgos, los más importantes los derivados de la conducta aprovechada o abuso de una de las partes. En este sentido he oído comentarios sobre los elaboradores gypsy y por los cuales parece que tienen mala fama, pero hay que dejar claro que las conductas oportunistas pueden darse por ambas partes.

Para solucionar estos problemas, lo deseable en todo acuerdo es que exista un contrato por medio, aunque no es imprescindible, pero en todo caso el propio contrato/acuerdo debería recoger como dirimir los posibles conflictos de intereses que puedan surgir en la relación.

Pero, me temo, que en mundo de la cerveza artesanal, en muchos casos, el problema viene de la inexperiencia como empresarios de alguna o ambas partes, y sobre todo inexperiencia en temas contractuales.

Hablamos de personas que de repente ha llegado al mundo empresarial de la mano de la cerveza. Son elaboradores, no empresarios/gestores y en muchas ocasiones se lanzan a este tipo de acuerdos de manera ingenua, dejando sin cubrir las distintas eventualidades.

Y más si una de las partes, ya tiene experiencia en estos asuntos o tiene una situación de poder. Imponiendo clausulas abusivas o cubriendo a su favor situaciones que la otra parte ni se había percatado de ellas. Las conductas aprovechadas están ahí, y todos hemos oído alguna historia al respecto. 

También he leído comentarios acerca de errores de interpretación de la receta, o divergencias de opinión de cómo llevarla a cabo, lo cual genera un nivel de conflicto que no todo el mundo está dispuesto a asumir y hacen que muchos elaboradores eviten este tipo de relaciones,  aunque le pudieran resultar provechosas.

Igualmente estos escollos pueden superarse mediante un acuerdo o contrato bien redactado en el que se detalle como actuar o la opinión debe prevalecer en caso de desacuerdo.


CONCLUSIONES

Alguien se planteará incluso si es ético… pues claro, no en vano las dos partes han llegado a un acuerdo…justo, ya que es aceptado por ambas.

Como hemos visto los problemas surgen cuando hay conductas aprovechadas pero un acuerdo/contrato que deje claro y que cubra todas las eventualidades y quién se hace cargo y tiene responsabilidad sobre qué, soluciona el problema.

Yo les diría a aquellos productores con instalaciones propias que se cierran a los acuerdos con elaboradores gitanos que no lo hagan, estos acuerdos si se hacen de manera adecuada tienen ventajas para ambosA ambas partes les permite moverse de una forma más dinámica en un mercado cambiante,

¿y desde el punto de vista del consumidor?

Como consumidor de cerveza siempre podemos pensar… Mientras que la cerveza sea buena, que me importa quién o como la haya producido. Esto es válido en casi todos los casos pero no podemos obviar movimientos como los que ensalzan el comercio justo, que si se implica en el quién y el como, aunque en este caso de los elaboradores nómadas, raro sería que hubiera implicaciones éticas desde este punto de vista. 

El nuevo consumidor de cerveza esta ávido de probar nuevas cervezas, que le sorprendan y sacien su curiosidad. El dinamismo de los elaboradores gitanos permite adaptarse mejor a nuestro interés por probar nuevas elaboraciones.

Yo, como consumidor, no voy a decir "NO" a una buena cerveza solo por que esté elaborada por un gitano jeje.