miércoles, 24 de septiembre de 2014

TRAPPIST WESTVLETEREN 12

Sin duda estamos ante la estrella de las cervezas. Su curriculum es impresionante desde que en el año 2005 la web “American ratebeer”, la declarara como la mejor cerveza del mundo. Desde entonces ocupa lo más alto de cualquier ranking cervecero que se precie.

Hay que empezar diciendo, que esta cerveza no se comercializa y solo puede adquirirse en la propia abadía (mediante previa reserva teléfonica) pudiéndose adquirir un máximo de 1 caja de 24 botellas por vehículo y en algunos bares y negocios de los alrededores (normalmente limitan a 1 ó 2 botellas las que puede adquirir de una vez). Si no has reservado la mejor opción es adquirirla en "De Vrede", el bar de su propiedad frente a la abadía donde puedes adquirir hasta 6 botellas por persona, aunque creo que desde mi última visita esto puede haber cambiado ya que en la propia web del bar pueden verse packs de 12 unidades.


Todo lo anterior, teniendo en cuenta la corta producción y que esta variedad no se produce durante todo el año, y solo se vende durante unas pocas semanas. Por eso, si se quiere adquirir, es más que conveniente visitar la web de la abadía y enterarnos previamente de que cerveza se está produciendo en el momento de la visita.

Cuando adquieres esta cerveza, haces la promesa de que no vas venderla y que es únicamente para autoconsumo. A pesar de ello, en Bruselas puedes encontrar botellas en algunas tiendas de cervezas a un jugoso precio que en ocasiones supera en 30 o más veces el precio original.

La  botella no tiene etiqueta y  toda la información “legal” se encuentra en su chapa de color amarillo. Que nos indica que estamos ante una cerveza de “alta” graduación alcohólica 10,6º, aunque esto último puede variar de un año a otro.

La botella está acondicionada, como se suele decir, lo cual nos indica que fermenta en botella y que lo seguirá haciendo. Esto es muy interesante por dos motivos: porque podremos almacenarla durante más tiempo (siempre en condiciones óptimas) y que además su sabor puede seguir evolucionando a lo largo de los años hasta que la consumamos.

Se trata de una cerveza Trapista puesto que está fabricada en una de las abadías que producen bajo el paraguas de esta marca de calidad. Es una Ale fuerte y oscura de las llamadas “De abadía”.

Cuando la abrimos y la acercamos a la nariz se nos presenta un olor potente a malta tostada y madera, aunque hay quien aprecia otros olores como queso azul y quién sabe que más.Tiene un color marrón oscuro con algún destello cobrizo.

Ya en la boca, pronto descubrimos que se trata de una cerveza muy sólida y carnosa, casi se puede comer. Es una cerveza muy cremosa con sabores a pasas, caramelo o chocolate,  como a toffee (supongo que varía dependiendo del tiempo de fermentación) y malta. El final es largo y algo alcohólico, donde muchos identifican un sorprendente acabado a Oporto.

Lo que sí me parece claro es que hay un equilibrio tan perfecto entre notas dulces y amargas que cuando la tomas no sorprende al paladar. De hecho la primera reacción es algo como ¿me estoy tomando la mejor cerveza del mundo?

Al final supongo que es un cúmulo de todo, las expectativas al abrir una de esta botellas son altas, es casi un ritual y al paladearla por primera vez, no despierta el entusiasmo esperado. Después de sucesivas catas, ves en su equilibrio una virtud difícilmente encontrada en otras cervezas. Es perfecta para tomar plácidamente, sin prisas, saboreándola lentamente mientras miras por la ventana la lluvia caer.

Pero aún pasando por alto el aspecto subjetivo de la pregunta ¿es realmente la mejor cerveza del mundo? pues realmente, no lo creo, aunque su calidad es indiscutible y sin duda una de mis cervezas favoritas. 

La dificultad para adquirirla y todo lo que rodea al lugar donde se fabrica no han hecho sino acrecentar el mito que rodea a esta cerveza.

Durante el año 2011 se produjo mayor cantidad de esta cerveza para recaudar fondos para la construcción de una nueva área dentro de la Abadía, puesto que parte del edificio estaba en pésimas condiciones. 

Incluso se llegaron a comercializar 93.000 estuches, bajo la denominación de "Westvleteren XII" que contenían 6 botellas serigrafiadas y 2 copas y que según recogen varios medios de comunicación belgas, ¡¡¡se agotaron en 2 días!!!

Para aquellos que no puedan adquirir este verdadero tesoro, decir que lo más cercano a esta cerveza que he encontrado es la "St. Bernardus Abt. 12", no en vano, fueron los propios monjes de la abadía de Sint Sixtus quienes en 1946 preguntaron a Evariste Deconinck, propietario de una pequeña fábrica de quesos en Watou, si quería hacerse cargo de parte de la actividad cervecera del monasterio y así comercializar sus cervezas, con lo cual se supone que es la misma receta aunque existen sensibles diferencias entre ambas.

Valoración del Baúl de las Cervezas: 9,5/10

lunes, 22 de septiembre de 2014

HISTORIA DE LA CERVEZA

No hay ni blog, ni publicación sobre cerveza que se precie que no incluya entre sus secciones al menos un breve repaso a la historia de este magnífico brebaje .

No voy a extenderme mucho, para pasar rápidamente a entradas más “prácticas”, pero unas notas de historia no nos vienen mal para situarnos de que estamos hablando y es que por si alguien no lo sabía la cerveza es la bebida fermentada más antigua del mundo, extendida a lo largo de la historia y de las distintas culturas y sociedades que la han habitado.


EDAD ANTIGUA

Todo parece indicar que fue en Mesopotamia donde se inició la prodcción de cerveza aunque previamente ya se consumía grano cruco fermentado a modo de papilla desde hace ya más de 10.000 años!!!
La primera referencia oficial a la cerveza se encuentra en una tabla de arcilla como parte del himno a Ninkasi, diosa sumeria de la cerveza.


Se sabe que los Egipcios eran unos consumados bebedores de cerveza, tanto es así ,que a los artesanos que construyeron las pirámides se les pagaba con cerveza y a las tropas del faraón con una ración al diaria.
 Inicialmente, en Egipto, la producción de cerveza corría a cargo de las mujeres, por lo menos hasta que se convirtió en una actividad comercial a gran escala.


Finalmente, el Islam acabaría con el negocio de elaboración de cerveza en Egipto, pero para entonces ya había dado el salto y establecido con éxito en Europa.

Las escrituras del historiador Plinio recogen que en el norte de Europa se tomaba habitualmente una bebida fermentada, hecha a partir de maíz y agua.


EDAD MEDIA

En el libro de Winchester (1086) ya se habla de pequeños productores aunque fueron los monasterios los primeros centros de elaboración de cerveza con fines comerciales de éxito, vendiendo los excedentes de cerveza para conseguir respaldo económico a sus actividades religiosas.

Las cervecerías monásticas se extendieron por toda  la Europa Medieval, desarrollando sus propias técnicas de fermentación.

Cuatrocientos años más tarde serian los hermanos Bávaros quienes descubrieron las técnicas de fermentación baja. Hasta entonces todas las cervezas eran “Ales” (de fermentación alta). Así pudieron continuar la producción durante el verano y permitiendo tener una cerveza almacenada durante periodos de tiempo más largos.

El proceso de desaparición de los monasterios acabó con el monopolio  y a principios de 1800 la elaboración de cerveza pasó de las manos de la Iglesia a las de la industria.


EDAD CONTEMPORÁNEA

Inicialmente hablamos de pequeñas cervecerías locales, que producían en invierno una pequeña producción para abastecer al área donde se situaban. Pero con la Revolución Industrial eso cambió.

A finales del siglo XIX la cerveza era más fácil de elaborar, almacenar, de transportar a largas distancias y… por supuesto de beber. La llegada de la máquina de vapor dio paso a la producción a gran escala.


Las investigaciones de Louis Pasteur aportaron conocimientos a los cerveceros para conservar y alargar la vida de sus cervezas.

La pasteurización, refrigeración y la malta más pálida terminaron por allanar el camino a la Pilsen (cerveza de tipo Larger), camino iniciado siglos antes en Bavaría con  el descubrimiento de la fermentación baja y que ahora llegaba a su máxima expresión con cervezas cristalinas.

En este punto la puerta quedo abierta a gigantescas empresas con gigantescas producciones y de distribución prácticamente mundial.


En la actualidad atravesamos una época fascinante para el amante de esta bebida. Junto a las grandes empresas existe un movimiento de búsqueda global de las propias raíces, reinterpretando el arte de lo antiguo con la ciencia moderna y todo ello aderezado por un movimiento cervecero no desdeñable. Así que solo nos queda salir ahí fuera y descubrir esta maravillosa bebida.




BIBLIOGRAFIA:
Ben McFarland (2009). World’s best beers
David Kenning y Robert Jackson (2006). Cervezas del mundo.

LA CERVEZA, EL BAÚL Y MIS CIRCUNSTANCIAS

Quería comenzar la andadura de este blog de cerveza, por el principio, con una entrada de carácter personal y reflexionar ¿Por qué la cerveza? ¿Por qué escribir un blog sobre esta bebida?

Recuerdo la primera vez que probé una cerveza, era una de esas tardes calurosas de verano. Como todas las tardes mi abuelo se dirigía al frigorífico y sacaba uno de esos botellines y lo tomaba plácidamente en el patio mientras conversaba, leía o simplemente observaba.

Aquella misteriosa bebida me estaba prohibida… “Eres demasiado pequeño”, y como todo lo prohibido despierta un interés inusitado, sobre todo cuando eres un niño y el mundo todavía es un entorno por descubrir.

Un día, mi insistencia dio sus frutos, o no. Por fin, mi abuelo me acerco aquella pequeña botella y esperó atentamente a que tomara aquel sorbo, su cara denotaba cierta curiosidad pero a la vez, reflejaba un gesto firme como si supiera el resultado de aquella acción.

Evidentemente todavía recuerdo aquel sorbo como algo “no placentero”, pero fue el comienzo, el amargor se extendió rápidamente por toda la boca, además aquella bebida “escocía un poco”, mientras miraba la cara sonriente de mi abuelo confirmando lo que él ya sabía, “no te va a gustar… de momento” dijo.

No recuerdo la siguiente vez que probé una cerveza, pero evidentemente pasaron unos años, ya en la adolescencia. En aquellos años, más aficionado a los sabores “dulzones” comencé a beber las típicas larger españolas de inconfundible carácter, hoy casi perdido, pero pronto descubrí la Mort Subite Kriek más acorde a mis gustos juveniles, lejos de quedarme ahí, fue la entrada a un nuevo mundo de sabores… las cervezas belgas.

Un día descubrí una botella con una etiqueta muy “chula” y decidí ponerla de adorno en mi habitación, a pesar de la negativa de mi madre. Pronto tenía 4 o 5 botellas de cerveza vacías sobre el escritorio, hasta que llegó el momento que la situación era insostenible.

Ni corto ni perezoso, cogí el álbum de fotos de mi primera comunión y quité las 4 fotos que tenía en él, le iba a dar mejor uso. Me pasé toda la tarde quitando las etiquetas de aquellas botellas, este fue el comienzo de mi colección de etiquetas de cerveza, hoy con más de 5.000 etiquetas archivadas en distintas cajas y álbumes de fotos.

Evidentemente, conseguir nuevas etiquetas suponía probar nuevas cervezas y pronto me convertí en un pequeño “experto” conocedor de las distintas variedades de este brebaje. Era simpático no pocas veces volvía  a casa con una o dos botellas en los bolsillos para quitarles las etiquetas en casa

Compañero de aventuras cerveceras siempre estaba Sarabia, que años más tarde abriría la cervecería “Una pica en Flandes”. Aquellas tardes bebiendo unas “Judas” en  cualquier terraza del casco viejo quedan imborrables en mi memoria. Después ampliaríamos nuestro abanico en las mejores cervecerías de la región. Desde ese momento allá donde iba buscaba la mejor cervecería de la zona. Recuerdo mi primera visita a “La cervecería internacional de Sevilla” mi lugar cervecero favorito en España.

Y por supuesto, una vez que no te queda cerveza sin probar en tú entorno, llega el salto internacional. En esto tiene mucho que ver mi fiel amiga Inés, que desde que estamos juntos, siempre tiene un huequecito de comprensión a mis visitas a lugares de culto cervecero, siempre visitando las fábricas y cervecerías allá donde vamos, todavía recuerdo nuestra primera visita a Bélgica y en especial a la Abadía de Sint Sixtus y la fábrica de Cantillon.

Tantos años probando, leyendo y coleccionando me han llevado a saber algo sobre la cerveza y ¿Por qué no abrir un blog donde compartir afición, experiencias y opiniones? Pues ese es el objetivo de este blog. Saludos.