#LA RONDA (1): PREJUICIOS CON LAS MICROS

Desde el grupo de "Blogueros Cerveceros" nos proponen una ronda de opiniones y un tema, "Prejuicios sobre las microcervecerías españolas". Aquí va mi aportación:

En realidad, iba a “pasar ronda” y no participar en esta acerca de los “Prejuicios sobre las microcervecerías españolas”. Primero porque mis conocimientos sobre ellas son bastante limitados y segundo, por que como ya apuntaba un compañero en su participación en esta ronda, me parece un tema poco constructivo, enfocado a destacar únicamente lo negativo.

Siempre comento que uno de los pilares de mi blog es “Con las cosas del comer no se juega” y puesto que solamente soy un blogger aficionado prefiero quedarme solo con lo positivo y no lanzar opiniones negativas de lo que da de comer a otros.

Por otro lado, puesto que mi blog es joven y empiezo a conocer a la comunidad de bloggers cerveceros nacional no quería dejar pasar la oportunidad de compartir mi opinión y no quedar fuera de estas rondas blogueras que me parecen una gran idea.

Así que... tras pensarlo mejor, me he decidido a participar y voy a hablar de una historia que conozco muy bien, llena de prejuicios acerca de las microcervecerías españolas… hablo de la mía, claro.

Empecemos por el principio ¿Qué es un prejuicio? Todos lo tenemos claro, como dice la RAE es “una opinión previa, por lo general desvaforable, acerca de algo que se conoce mal”. Pues bien aquí comienza mi historia.

Durante años estuve viajando y visitando microcervecerías europeas cuando en España ni siquiera habían empezado su andadura ni un 10% de los actuales productores artesanales. En Europa me encontraba con fabricantes pequeños, imbuidos en la tradición (muchas llevaban varias generaciones produciendo) y la experiencia que se transmitía en sus cervezas. Creo que nunca me encontré ni una sola cerveza mala o con defectos claros de fabricación, por contra encontré verdaderas joyas.

Un día en una feria española me acerqué a un stand que ponía “cerveza artesana”, por aquel entonces era el único, entre una multitud de stands de multinacionales y fabricación industrial. Dos chicos ilusionados me dieron a probar una de sus cervezas, previo pago, más alto que una cerveza normal, pero claro estábamos ante un producto artesanal con todo lo que conlleva, así que lo pague con gusto.

Era una cerveza con muchos defectos y un sabor que no invitaba a repetir. Miré a sus caras ansiosas por un veredicto y les pregunté “¿Cuánto tiempo lleváis en esto?” “casi un año”- contestaron… “Pues entonces vuestra cerveza no está nada mal, aunque os animo a seguir mejorándola” afortunadamente se lo tomaron como un cumplido.

En esa época probé dos o tres cervezas artesanales nacionales más, con suerte similar… de hecho se parecían demasiado, lo cual me llevó a elaborar la teoría de que utilizaban la misma receta.

Mi “prejuicio” positivo ante una cerveza artesanal cambió a “negativo” ante una cerveza de microcervecería nacional, tanto es así que estuve varios años sin probar ninguna.

Prejuicio 1: No tienen experiencia, seguro que su cerveza es mala y además todas son iguales.

Mi siguiente contacto volvió a ser en una feria, esta de cervezas artesanales. De repente, me encontré con que existían cientos de microcervecerías en España… y yo sin saberlo y con mis “prejuicios” allí en medio. Lidié como pude la cata de 5 o más cervezas … esto hizo cambiar de nuevo mis prejuicios … la mayoría de ellas me dejaron indiferente, había alguna que destacaba, pero también alguna de ellas todavía la recuerdo como una experiencia desagradable.

Prejuicio 2: Probar una cerveza de microcervecería española es como jugar a la ruleta rusa, lo normal es que no te pase nada, pero si te toca la mala….

Después de aquello opté por tomar una postura conservadora “que seleccione el mercado”… además como coleccionista un mercado tan atomizado como el español me resultaba inabarcable, así que esta es mi postura actual, a mi “baúl” solo llegan cervezas reconocidas o de las que gente que conozco ha emitido valoraciones positivas… las pruebo y reconozco cuanto ha evolucionado, aún así siguen representando una parte muy pequeña de las cervezas que pruebo habitualmente.

En cuanto a mis prejuicios creo que han quedado olvidados pues no los pongo a prueba, por suerte las cervezas de microcervecería que me llegan son de mi agrado. Pero tengo dudas de si estuviese en una feria delante de 50 cervezas de microcervecerias si mis prejuicios aflorarían de nuevo.

Al final  me quedo con la enseñanza que algún otro bloguero ha apuntado en esta ronda:

Corolario: Mejor vivir sin prejuicios, con ellos puede que nos estemos perdiendo alguna gran cerveza y ese es un lujo que no nos podemos permitir.