No hace mucho tiempo que quedé
con un viejo amigo para ir a ver que tenían en una tienda especializada en
cervezas. Mi amigo gran aficionado a la cerveza, pero que llevaba un tiempo
alejado “del mundillo”. Ya en la tienda, entablé una conversación con el encargado
de ella. De vuelta, mi amigo me comentaba “¿pero de que hablabais? No os
entendía nada y yo que me las daba de experto”.
Fue en ese momento, cuando
mentalmente eché la mirada atrás y pude descubrir toda esta evolución que nos
ha llevado hasta este punto. Ha sido tan gradual, que casi ni me había
percatado. Aunque lo cierto es que todo se ha ido
precipitando en los últimos años.
Muy distintas eran las cosas
cuando mi amigo y yo comenzamos esta afición. España era un país donde era difícil
conseguir una cerveza que no fueran las marcas de gran consumo nacional e internacional, y fuera
de estas un puñado de cervezas de importación hacían nuestras delicias.
Habíamos oído hablar de las
microcervecerías americanas, donde de manera local y casi individual un grupo
bastante numeroso de productores experimentaba y producía cervezas únicas, pero Estados Unidos
quedaba muy lejos y aquí era imposible conseguir ni una de aquellos elixires.
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Michael Jackson (1977). Fuente: goodbeerseal.com |
Michael Jackson (no confundir con
el cantante) era el gurú y yo leía con atención los pocos artículos que se podían
conseguir por aquel entonces, y algún libro en inglés, nada más.
Así que la mente de un seguidor
medio de cerveza era bastante cuadriculada, o por lo menos la mía lo era (quizá
lo sigue siendo): las cervezas belgas, rubias fuertes y de abadía, las alemanas
más suaves y las puedes beber en grandes cantidades, las cristalinas cervezas
checas y a las inglesas dales de comer a parte ¿Cómo voy a beber una cerveza
caliente? … si si parece ingenuo, de hecho lo era, pero un adolescente aislado
en la España de entonces podía aspirar a poco más.
En los siguientes años los pocos
avances en mi afición provenían de viajes puntuales al extranjero, del empeño
de unas pocas cervecerías que se preocupaban de traer alguna cerveza novedosa
para nuestros paladares y de cierto centro centro comercial que cada cierto tiempo traía productos de otros países, incluido cerveza. Y es que Cataluña, que era el lugar donde el
movimiento cervecero estaba más arraigado nos quedaba muy lejos.
Y llegó internet y pudimos, por lo
menos de nombre, conocer más profundamente el mundo de las cervezas y empezar a
planificar viajes para descubrirlas en persona. Y así lo hicimos.
Creo que a mediados de los 90 fue
la primera vez que se me ofreció un kit para elaborar cerveza casera,
seguramente de esa época datan los primeros pasos de muchas de las
microcervecerias españolas de la actualidad.
Poco a poco fueron llegando
nuevas cervezas y abrieron cervecerías ya enfocadas íntegramente a la cerveza
que contaban en un principio con poco más de 20 cervezas distintas, vamos el
paraíso… no os digo nada cuando algunas empezaron a sobrepasar las 50 o más.
Pasan los años y se va gestando
el gran cambio, ya no necesitábamos desplazarnos para conseguir cervezas de
otros países y una vez que has probado todas las cervezas “típicas” quieres dar
un paso más, probar cervezas especiales distintas, más fuertes y resulta que el
mercado da un giro en ese sentido.
Primero la guerra de a ver quién
consigue la cerveza con mayor graduación alcohólica, tuve la suerte de parar un día en una pequeña
microcervecería alemana, su especialidad hacer cervezas realmente fuertes. Poco
tiempo después se verían inmersos en una guerra junto a Brewdog que ya han
abandonado y que les llevó a cervezas que más tenían que ver con los licores de
alta graduación que con una cerveza propiamente dicha.
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Fuente: taringa.net |
Después los IBUS y la obsesión por conseguir meter cantidades desorbitadas de lúpulo allí donde no cogía. Al principio mi preocupación era conocer cuantos IBUs tenían las cervezas que bebía normalmente y es que en la etiqueta no ponía nada.

La globalización también ha sido
determinante en el mundo de la cerveza. Mientras las grandes han ido engullendo
todo lo que se movía, las nuevas microcervecerías con conocimientos y canales
más globales se han sumergido en una vorágine de experimentación nunca vista antes, y lo que es mejor han encontrado la forma de hacer llegar sus cervezas más allá de las fronteras de su país. Muchas colaboran entre ellas para dar lugar a nuevas recetas exclusivas y muy buscadas por los que somos aficionados.
Como en otros ámbitos ahora
resulta que hay modas y primero están de moda las IPA, anteriormente conocidas
como India Pale Ale, y dentro de unos días quién sabe qué. En
cualquier parte del mundo se produce cualquier tipo de cerveza y nuestra mente
cuadriculada que decía que este tipo de cerveza era de este lugar se esfuerza
por adaptarse a tanto cambio.
A mi todo estos cambios me
pillaron “en fuera de fuego” entretenido en ir descubriendo las grandes cervezas
clásicas internacionales y cuando vuelvo la mirada a España todo había
cambiado. De repente, me encontré un mapa plagado de cientos de pequeños
fabricantes.
En la actualidad, hay muchas
tiendas y bares especializados, ya no hace falta viajar, vagamos de feria en feria a
la caza de la última cerveza artesanal y en general el mundo de la cerveza se
ha convertido en una empresa inabarcable y si encima eres coleccionista, no hay
que obviar que un alto porcentaje de nosotros lo somos en algún grado, entonces
ya es la perdición.
No sé, quizás ahora todo va muy
rápido, o me estoy haciendo viejo, pero éramos más felices degustando aquellas
4 cervezas que nos venían de tierras lejanas y que nos había costado conseguir sangre, sudor y lágrimas. En nuestra ignorancia, sin preocuparnos de buscar matices que
nuestro burdo paladar nunca entenderá… solo disfrutando y conversando en
aquella terraza mientras simplemente saboreábamos una cerveza.
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Fuente: verema.com |