jueves, 25 de enero de 2018

UN LUGAR PARA MI BODEGA (II)

Un día encontré un foro donde alguien comentaba las fotos de las obras que David, un reputado bloguero cervecero americano estaba acometiendo en su sótano para acondicionarlo como bodega. Cuando me estaba llevando las manos a la cabeza, empezaron a aparecer nuevos comentarios y fotos de aficionados que habían realizado obras similares… es el momento en el que descubres que USA está a otro nivel… bodegas de aficionados con más de 5.000 botellas, construcciones ad-hoc con climatizador y perfectamente aisladas del exterior,… la frase que había leído en un artículo de la gastrónoma y certificada Cicerone Casey Barber que decía que “En un mundo perfecto los frikis de la cerveza guardaríamos nuestras cervezas para envejecer en un refrigerador”, casi hasta me pareció un comentario ingenuo.

Por otro lado, mi experiencia hablando con otros aficionados al envejecimiento, peca de lo contrario. Siento ser duro, pero en muchos casos personas que en mi opinión están perdiendo tiempo, espacio y dinero. Guardan sin ton ni son cervezas, en cualquier lugar de casa, sin ni siquiera conocer ni en qué condiciones ni durante cuánto tiempo y cuando las prueban todavía se preguntan por qué esa cerveza no les ha salido muy buena.


Yo en este post quiero predicar un punto intermedio entre los ingentes y desmesurados esfuerzos de los primeros y la absoluta dejadez de los segundos, he de decir que en mi opinión a ambos les sale muy caro esto de envejecer cerveza, ya que unos no consiguen significativamente mejores resultados en relación a su inversión y otros no hacen más que convertir su supuesta bodega en un cementerio de cervezas.

Lo fundamental es ser racionales, no perder la cabeza y sobre todo tratar de evitar errores que es lo que en definitiva echará a perder nuestras cervezas. Por eso, en este post quiero hacer una serie de comentarios de como entiendo la guarda de cervezas, soy consciente de que no lo hago de manera perfecta, pero desarrollo esta actividad sin grandes gastos y con resultados satisfactorios y cuando alguna cerveza no sale bien, sé por qué ha sido y trato de evitarlo en la próxima vez… así que aquí dejo unos comentarios:

Si la temperatura es el principal factor que va a llevarnos al éxito o fracaso en nuestro empeño de envejecimiento de cerveza me pregunto por qué la inmensa mayoría de las personas que guardan cerveza no tienen un termómetro en su bodega. Me sorprende enormemente que de las muchas consultas que recibo al email de este blog cuando pregunto cual es la temperatura aproximada en invierno y en verano de su bodega, responden vagamente. Así que, primer consejo, comprar un termómetro, uno de esos baratos, pequeños y que se puede colocar en cualquier sitio nos será de gran utilidad. Pero si queremos controlar mejor las condiciones de nuestra bodega yo recomiendo una miniestación meteorológica, con que nos dé datos de temperatura y humedad es suficiente. Lógicamente tendríamos que anotar que cervezas sufrieron condiciones fuera de los parámetros recomendables.


Otro tema recurrente que observo es la confusión entre temperatura óptima de conservación y temperatura óptima de envejecimiento. En el primer caso buscamos que las propiedades de la cerveza permanezcan inalterables y que llegue lo más fresca posible a la fecha de consumo.  Para ello normalmente metemos la cerveza en el frigorífico. Por el contra, con la guarda de cerveza buscamos que sus propiedades cambien y se pulan sin que la cerveza se eche a perder. Las temperaturas no serán tan bajas que no permitan que la cerveza no evolucione.

Poco voy a decir sobre el tema de la exposición a la luz, lo veo más una condición de almacenamiento/conservación y no de envejecimiento. Me explico, los problemas suelen venir más del calor asociado a ese foco de luz y porque los rayos ultravioletas degradan los alpha-acidos de los lúpulos, pero en este segundo caso el problema viene de una mala selección de la cerveza a envejecer, tema que trataré en otro post.

Un concepto que terminamos por descubrir aquellos que nos dedicamos al envejecimiento de cervezas es que existe una relación entre temperatura y tiempo que podemos guardar nuestras cervezas con resultados satisfactorios. A temperaturas más elevadas y próximas a su temperatura de fermentación, evolucionarán de manera adecuada durante menos tiempo, degradándose antes y no pudiendo soportar envejecimientos muy prolongados.

En mi caso con dos emplazamientos de características distintas he realizado varias pruebas al respecto comparando envejecimientos de una misma cerveza para distintos periodos de guarda y como ejemplo diré que para un periodo de 10 años las cervezas en la ubicación con mayor temperatura alcanzan el mismo nivel de degradación aproximadamente un año antes.

Con temperatura constante se obtienen resultados más homogéneos, con suaves variaciones resultados más interesantes. Si en nuestra bodega tiene una temperatura constante durante todo el año, nos permitirá reproducir los resultados satisfactorios sin problemas, si la temperatura sufre variaciones, si no son muy bruscas, los resultados para una misma cerveza y envejecida durante un mismo periodo no serán exactamente iguales, lo cual en mi opinión añade cierta emoción al resultado. Pero además he de decir que mis mejores resultados que he obtenido han correspondido a cervezas envejecidas en emplazamientos donde se producen ligeras variaciones de temperatura a lo largo del año.

Es interesante conocer cómo se trasladan las condiciones meteorológicas externas al lugar donde tenemos guardadas las cervezas. En una bodega perfecta el aislamiento sería perfecto y las condiciones externas nunca afectarían a nuestras cervezas, pero la mayoría de nosotros no tenemos los medios para realizar unas obras en casa para adaptar nuestra bodega como las que comenté inicialmente.

Así, he observado que si en verano sufrimos una ola de calor durante un periodo superior a 5 días la temperatura de mi bodega comienza a elevarse lentamente. Lo mismo ocurre si las temperaturas externas son frías durante un largo periodo de tiempo. Por suerte en los algo más de 10 años que llevo con este emplazamiento no tengo conocimiento de que se hayan superado los 20ºC y la temperatura mínima registrada ha sido de 10ºC.

Sin embargo, con la humedad el traslado de condiciones ocurre mucho más rápido, vivo en un lugar con alta humedad por definición, pero en ocasiones puntuales con viento sahariano la humedad ha caído empicado, en menos de un día la humedad de mi bodega cae por debajo del 60-65% y es hora de actuar para que el corcho de las botellas no se deteriore.

Lo más sencillo es acudir a un pulverizador de agua, sencillo barato y efectivo. Pulverizando el ambiente o la zona donde tengamos localizadas las botellas con corcho dos veces al día, controlamos la humedad dentro de los niveles deseados.


Si vuestra bodega se encuentra en un lugar húmedo hay que estar alerta frete al moho negro, es recomendable cada cierto tiempo realizar una exploración de las botellas y corchos. También nos puede alertar el olfato con ese olor tan peculiar que tiene el moho. Yo nunca he tenido ese problema, pero en el caso de aparecer utilizaría siempre métodos naturales para eliminarlo: en un foro leí de alguien que utilizó vinagre blanco en un spray. El bicarbonato también puede ser efectivo.

Ya que viene a cuento, es recomendable tener cierta organización en la bodega. Yo tengo un lugar específico para las botellas con corcho, un botellero de vino para aquellas botellas que se recomiende conservar en horizontal. En el baúl que da nombre a este blog y que ya se ha quedado pequeño guardo las “incunables” y luego tengo varias cajas ordenadas por fecha de consumo, numeradas con los años correspondientes. Esta organización me ayuda a tener más controladas aquellas cervezas con características comunes o sobre las que tengo que tener más cuidado.


Si vamos a tener envejeciendo cervezas muy caras y nuestra bodega no tiene las características apropiadas quizás sea bueno plantearse comprar un refrigerador de vinos o como opción más barata un frigorífico viejo. El problema, a parte de su coste, es su capacidad, solo podríamos dedicarlo a un puñado de cervezas, a las más exclusivas.

A parte de las consideraciones de temperatura, humedad, etc he de confirmar que el mejor lugar para envejecer cervezas es un lugar que se encuentre fuera de nuestra vista. El factor psicológico puede parecer una tontería, pero la realidad es que si estás viendo todos los días las cervezas que tienes envejeciendo es más que posible que ninguna llegue al periodo de envejecimiento que tenías previsto y te las bebas antes. Si no las ves, permanecen fuera de tu mente y esto alejará la tentación.

Y en cualquier caso, siempre hay que tener presente, que sabemos cómo hemos cuidado nuestras cervezas durante el periodo que estén en nuestra bodega, pero no sabemos cómo han sido cuidadas antes de llegar a ella. He visto pales de cerveza al sol durante horas, evidentemente, aunque en nuestra bodega se encuentren en condiciones óptimas no vamos a conseguir buenos resultados.

Como recomendación y conclusión final, diré que no debemos obsesionarnos ni gastar demasiado dinero en nuestra bodega, salvo en casos muy extremos todos podemos envejecer cervezas, estas son más resistentes de lo que pensamos. Si no tenemos un lugar adecuado también podemos intentarlo, pero siendo conscientes de las limitaciones de nuestro emplazamiento: no nos arriesguemos a envejecer cervezas excesivamente caras, acortando periodos de guarda e ir haciendo mil y una pruebas y anotando los resultados. Es el mejor método para conseguir unos resultados aceptables y no desperdiciar ni tiempo ni esfuerzos sin resultados.


Nota: Si tenéis alguna duda o queréis conocer mi opinión sobre algún tema en concreto siempre podéis dejarme un comentario o mensaje en Facebook, en el blog o en el email baúl.cervezas@gmail.com


domingo, 14 de enero de 2018

NAVIDADES CON CHIMAY BLEUE

Mediados de enero de 2018, las Navidades solo quedan en el recuerdo, pero no quería dejar de escribir este post. El pasado diciembre, con motivo del sexto aniversario del blog “El jardín del Lúpulo” y en colaboración con "Cervebel" se lanzó a las redes sociales un concurso bajo el nombre #BeerFiel. Se nos animaba a dejar la promiscuidad cervecera de lado para beber y disfrutar una misma cerveza 4 veces en 4 semanas y compartirlo en las redes sociales.

En cualquier otra época del año hubiera dudado que cerveza elegir, pero en Navidad, no había duda. No recuerdo en los últimos 20 años una Navidad sin Chimay “Azul”, simplemente porque siempre ha estado ahí, es una especie de tradición en casa y por supuesto una cerveza a la que siempre he sido fiel.

Así que, con esta excusa, dedico este post a uno de los clásicos más populares dentro del mundo de la cerveza trapense.


CHIMAY / ABBAYE DE NOTRE DAME DE SCOURMONT

En el pequeño pueblo de Scourmont a pocos kilómetros de Hainaut y de la frontera con Francia se encuentra desde mediados del siglo XVII la abadía de Notre-Dame de Scourmont, aunque en el mundo cervecero todos la conocemos como Chimay, uno de los mayores productores de cerveza trapenses.

Abadía fundada en 1850, elabora cerveza desde 1862 para conseguir fondos para la abadía y sus cervezas se comercializan desde 1925.

Abbaye Notre-Dame de Scourmont. Fuente: scourmont.be

Con el padre Theodore se convirtió en la mayor fábrica trapense. Al parecer Theodore estudio en la universidad de Lovaina los procesos contemporáneos de elaboración y trasladó a Chimay todo aquello que aprendió. 

Podemos imaginar la evocadora visión de unos monjes elaborando cerveza de manera artesanal, pero lo cierto es que Chimay es una gran industria.

En tiempos el Auberge de poteaupré era un restaurante donde se podía parar y probar todas las cervezas y quesos de la abadía. Pero la evolución a lo largo de los años la han convertido hoy en día en el llamado Espace Chimay, donde se puede hacer una visita muy interesante por la historia de la abadía y su cerveza, comprar en la tienda cerveza o merchandising y por supuesto acabar en el restaurante comiendo y bebiendo los productos chimay. Para acompañar vuestra cerveza pedir el queso “Le Poteaupré”, no os arrepentiréis. Visita muy recomendable.

Auberge de poteaupré (Espace Chimay). Fuente: chimay.com


CHIMAY BLEUE

Originariamente elaborada como una cerveza de Navidad. Según las fuentes a las que se acuda nos dirán que es una Belgian Stron Ale o incluso una Quadrupel. Lo cierto, es que si decimos que es una cerveza fuerte y oscura de abadía tendremos una buena descripción de lo que es realmente. Con 9% de contenido alcohólico y elaborada con agua de sus propios pozos, agua pura y blanda que contribuye al resultado final.

Se vende en varios formatos: 33 cl. , 75 cl. , 1,5 L. …. Tampoco debemos olvidar de sus versiones envejecidas en barrica, un verdadero lujo.

De color marrón oscuro, con destellos rojos y con una buena capa de espuma beige de burbuja fina. Es muy aromática, podemos distinguir notas florales, afrutadas, azúcar moreno, maltas tostadas, … En el  sabor predominan las maltas tostadas, el caramelo, frutas oscuras (ciruela uvas) y maduras, levadura y un toque especiado. Buen equilibrio y una sensación en boca aterciopelada donde el alcohol se encuentra bien escondido. El final es dulce maltoso y algo seco.

Muy recomendable maridarla con el queso “grand chimay” bañado en esta cerveza, una auténtica delicia. Si se deja madurar toma perfil de oporto, se suaviza y se vuelve más seca.


MI PARTICIPACIÓN

Chimay Bleue es una cerveza que suelo envejecer desde hace muchos años, sigo un programa bastante estricto con varias líneas de envejecimiento. Así que el primer problema era que, aunque tengo entre 20-30 Chimay bleue en “el baúl” no tenía ninguna disponible para esta ocasión al margen de 2 cervezas envejecidas a 5 y 10 años a las que le tocaba ser consumidas en esta Navidad, así que hubo que hacer algún pequeño sacrificio.

Esta fueron las cervezas elegidas:

1. Chimay Bleue 2016 (33 cl.): La primera elegida fue el pequeño sacrificio. Esta Chimay con un año de guarda y que en principio tenía pensado beberla dentro de dos años. Propiedades intactas y sin signos de evolución evidentes. Eso sí, mucho más asentada que la que pude beber días después.


2. Chimay Bleue 2017 (33 cl.): No desaproveché la oportunidad cuando un amigo al llegar a su casa me abrió una Chimay azul. Yo que estoy acostumbrado a beber esta cerveza envejecida me sorprendió su apariencia nítida y su poderosa espuma, aunque en el sabor la noté más tosca e insípida incluso que la que había tomado días antes con un año más de maduración.


3. Grande Reserve 2013 (75 cl.): Al ritmo de maduración que se alcanza en mi bodega sé que con 4-5 años está como más me gusta. Así que desde hace años mi línea de guarda favorita es la de Grande Reserve con 5 años, siempre voy rotando 5 botellas, compro hoy la que me beberé en las Navidades de dentro de 5 años, es siempre un momento esperado.

Como siempre hizo mis delicias. Perfil de oporto, toffe, regaliz, chocolate, uvas pasas y una sensación en boca todavía aterciopelada y plena. Por eso es la cerveza perfecta para terminar una comida de Navidad... increíble, extraordinaria.


4. Chimay Bleue 2008 (33 cl.): Esta Chimay Bleue tiene su historia, hace exactamente 10 años cuando cambié de casa y de emplazamiento para mi bodega, compré 10 botellas de Chimay azul para comparar la evolución a 3, 5, 10, 15 y 20 años en el antiguo y nuevo emplazamiento.

Esta corresponde a la Chimay con 10 años en la nueva ubicación. Esta semana he probado la correspondiente a la antigua (ya sé tenía que haberlas probado a la vez) con resultados muy similares, aun siendo mejor emplazamiento que el actual.

El resultado bastante satisfactorio, ya que a pesar del tiempo transcurrido tenían cuerpo suficiente para hacer apetecible una cerveza con perfil de jerez/oporto, llena de matices y todavía aterciopelada en boca. En cuanto a matices la evolución ha sido mucho menor en estos últimos años que en los 5 primeros. Los abundantes posos indican que si ha habido degradación de las maltas pero ciertamente la sensación aterciopelada tapa a esa pérdida de cuerpo bastante bien.


5. Magnum Grande Reserve 2016 (1,5 l.): Formato ideal para envejecer, el problema es encontrar un momento para compartir este formato con varias personas, por mucho que nos guste la Chimay bleue beberse un litro y medio no creo que sea muy recomendable. En esta ocasión la comida de cumpleaños de mi cuñado quién siempre nos sorprende con una cerveza trapense, este año la elegida fue esta Chimay.

Los primeros sorbos no fueron para nada espectaculares, estaba demasiado fría, hay que tener especial cuidado en este aspecto, a partir de 12ºC empieza a desplegar todos sus matices de manera inusitada pero si se toma muy fría puede ser una verdadera decepción incluso para un “beerfiel” de esta cerveza como yo.

Finalmente cuando la cerveza fue adquiriendo su temperatura cumplió el dicho de “En botella grande sabe mejor”, sobre todo si la comparamos con la misma añada que pude probar anteriormente en formato de 33 cl.





lunes, 1 de enero de 2018

FELIZ Y PROSPERO 2018!!!

Y llegó el 2018 disfrutando de una maravillosa Boon Oude Geuze VAT 79, redonda y delicada. Inicialmente me pareció una cerveza sencilla, pero al escepticismo inicial, a cada sorbo, le fue sustituyendo una conciencia de mi error inicial. Aun así, nada excepcional aunque se me ocurren pocas cervezas mejores para celebrar el comienzo del año.

Y mientras bebía, aprovechando la llegada del año, pensaba en cómo dar un giro a este blog. Reconozco que el 2017 ha sido un año un tanto irregular y en el que este espacio para la cerveza que me gusta ha vagado sin rumbo y con cierta discontinuidad.

Así que era el momento de pensar en darle un nuevo impulso, lo primero que se me ocurrió fue un cambio estético, pero sigo dándole vueltas y no encuentro un diseño que consiga plasmar el perfil que quiero darle a "El Baúl de las Cervezas"quizás para el 2019.

Sí voy a tomar una decisión que ya me planteé a lo largo del pasado año y no es otra que eliminar la sección en la que repasaba las principales cervezas que había bebido durante cada uno de los meses

En cierto modo ha perdido sentido al cobrar actividad mi perfil en la red social Untappd, de la que a partir de ahora tenéis un enlace en este blog y ver en cualquier momento que cervezas bebo y cuál es mi opinión sobre ellas. Trataré de ir subiendo aquellas cervezas que ya he valorado en este blog para tener un listado más completo.

Una vez eliminado el retraso y el hueco que ocupaba este resumen, queda más espacio para publicaciones más incisivas sobre algunas cervezas en particular y para incrementar el número de publicaciones, objetivo que me marco para este 2018.

También he añadido un enlace a la página de Facebook desde donde trataré de dar mayor difusión, no solamente a las publicaciones y el blog sino a opiniones, noticias y referencias. Si deseáis seguirme ya sabéis solo tenéis que darle al “me gusta”.

Tengo en mente publicar a lo largo del año una nueva sección en este blog, en la que añadiré los ranking de mis cervezas favoritas, es simplemente una curiosidad, pero deseaba tener un lugar donde plasmar dichas listas y ese lugar será este blog.

El envejecimiento de cervezas seguirá siendo el eje central de este blog, continuando con la serie de entradas que comencé a publicar en la última parte del 2017. Intentaré aportar mi opinión y mi experiencia e iré contando el resultado de mis distintas pruebas con las cervezas que dejo en guarda.

En relación con el envejecimiento, quería volver al viejo objetivo de mantener en este blog un listado actualizado de las cervezas que tengo en mi bodega, señalando añada y objetivo de envejecimiento.

Igualmente seguiré contestando a las numerosas consultas que hacéis sobre este tema a través del email del blog baúl.cervezas@gmail.com y el perfil de Facebook.


Pues solo me queda desearos un FELIZ Y PRÓSPERO 2018!!!