Un año más, este no voy a extenderme demasiado, el 22 de diciembre me adentro en la oscuridad de un viejo garaje para buscar dentro de "El Baúl de las Cervezas" estas con las que trataré de celebrar estas fiestas.
Las cervezas elegidas son:
Existe un lugar donde guardo, como si de grandes tesoros se tratasen, las cervezas resultado de mis viajes y adquisiciones. Como buen aficionado a esta bebida, siempre busco nuevas cervezas que beber y coleccionar. En este blog compartiré mis adquisiciones, opiniones, lugares visitados y por supuesto que tesoros almaceno en "El Baúl De Las Cervezas".
Un año más, este no voy a extenderme demasiado, el 22 de diciembre me adentro en la oscuridad de un viejo garaje para buscar dentro de "El Baúl de las Cervezas" estas con las que trataré de celebrar estas fiestas.
Las cervezas elegidas son:
Acerco la nariz a la copa y me esperaba unos primeros
indicios de ese embarricado en barricas de Oporto y Whisky escocés, pero no, en el aroma se
hace muy evidente ese cacao que según la etiqueta es cacao ahumado de Papua
Nueva Guinea… siempre ha sido interesante esos ingredientes con los que siempre
nos sorprende Laugar.
Me levanto y miro por la ventana, un ruido ha hecho desviar mi atención, dos conductores discuten abiertamente parece ser que por una de las tan cotizadas plazas de aparcamiento de la calle donde resido.
Mi atención vuelve a la cerveza, el sabor es bastante limpio, dulce, donde predomina el cacao
que ya habíamos diferenciado en el aroma, pero tras el cual se empieza a notar
ese carácter licoroso derivado del embarricamiento en oporto y whisky para
hacerse finalmente evidente cuando la cerveza va adquiriendo temperatura. Si
escudriñamos cada sorbo podemos encontrar alguna nota ahumada y la madera como
cabía esperar
La sensación en boca es inmejorable, es una cerveza corpulenta, tampoco en exceso y tras cada sorbo deja esa sensación de calidez típica del whisky no tengo muy claro si es debido a su graduación alcohólica o a esa guarda en barricas. El final no es muy largo en el que se van desvaneciendo poco a poco cada uno de los matices.
Hay que remontarse a principios de 2020, cuando leía la noticia de que en Ponferrada, Yunque Factory, un nuevo establecimiento cervecero se veía obligado a cerrar sus puertas por que se había quedado sin la cerveza que se producía en el.
Evidentemente la noticia captó mi atención, no tanto por la noticia en sí, que también, como por el hecho de que yo visitaba Ponferrada con cierta frecuencia. Así que Yunque Factory pasó a formar parte de mi agenda de lugares a visitar… después vino la pandemia y la imposibilidad de viajar. Finalmente hace unos días por fin pude visitar Yunque Factory y no podía menos que escribir por aquí unas pequeñas notas.
Simplificando, podemos decir que es un Brewpub, que elabora su propia cerveza y que a su vez cuenta con una carta para picotear o incluso comer, que podríamos llamar de “comida rápida” (Aperitivos, dips, hamburguesas, perritos calientes e incluso postres). Se encuentra localizado en la Calle José Luís Pécker, en la que es una de las zonas de expansión de la ciudad.
Si empezamos por el local, lo primero que me sorprendió es lo grande que es, en el interior tiene dos áreas diferenciadas (una presidida por una larguísima barra y otra sala más reservada, donde tengo entendido que se pueden ver partidos) y en el exterior una amplia terraza que cuenta con una zona de mesas al uso y otra de sillones más…digamos “chill out”.Quería tomar una cerveza a mi llegada a Ponferrada a media
tarde, así que he de decir que el número de clientes era discreto y la estancia
tranquila, cosa que agradecí. No quiero ni pensar cómo puede estar este local
en horas de máxima afluencia.
La atención del personal exquisita y deseosa de contestar a
mi ingenua curiosidad. Estéticamente me recuerda a un gran número de los
establecimientos de este tipo abiertos en Europa en los últimos años, sin duda
influenciados por, permitirme la expresión, el “hipsterismo cervecero”.
La carta de cervezas abarca lo suficiente para satisfacer tanto a los cerveceros como a los no tanto y van desde una lager y Ale Limón, hasta la posibilidad de probar una Dubbel marca de la casa, una curiosa cerveza negra de trigo y por supuesto una IPA al uso.
Finalmente pude probar todas y no sabría por cual decantarme, lo que, si podría decir que todas ellas son cervezas muy correctas y disfrutables, cosa que, aunque parece muy algo básico en este tipo de negocios, no siempre me he encontrado. Quizás se eche en falta una Stout o Imperial Stout, pero con 37ºC os aseguro que no la eché en falta.
Por otro lado, en botella únicamente tenían su IPA y su Dubbel, lo cual no permitió que me pudiera llevar a casa todas las variedades para probarlas más detenidamente y realizar una descripción de cada una más exhaustiva.
He leído que también se pueden hacer visitas guiadas a la
fábrica, una pena no haberlo sabido antes para buscar un hueco y ver qué hay
detrás de todo lo visto y saboreado en mi visita. Pero sin duda habrá más
ocasiones
Todavía en la segunda mitad de los años 90 la inmensa mayoría de aficionados a la cerveza teníamos en mente esa sencilla clasificación de cervezas nacionales y cervezas de importación. Bajo esa clasificación la sociedad cervecera de la época englobaba prácticamente el 100% de las cervezas que podías tomar en un bar/cervecería/restaurante.
Finalmente, un buen día llegue a un foro/chat de cerveza
americano que cambiaría para siempre mi percepción del mundo cervecero. Ante mí,
innumerables hilos y chats que hablaban sobre un mundo del que apenas
tenía referencias, por no decir ninguna. Fue la primera vez que escuché conceptos
hasta entonces desconocidos… Barrel Aged, Aging, hops, etc. A partir de ese
momento en mi mente pasaron a existir cervezas nacionales, de importación y……
cervezas americanas.
Los chats eran la parte menos didáctica, pero donde
realmente podías reconstruir como era la vida del aficionado a la cerveza en un
universo tan lejano como era Norteamérica. Paradójicamente aquellos cerveceros
americanos veían con la misma curiosidad y admiración las historias cerveceras
de la antigua Europa, sentían verdadera devoción por Bélgica y por aquel
entonces yo ya había comenzado mis viajes por ese mundo que a ellos les parecía
fascinante, así que siempre había espacio para intervenir.
Para mayor sorpresa no tardé en encontrar a Angus, madrileño
que poseía una pequeña cervecería, era como encontrarte a tú vecino cuando
estás de vacaciones en Finlandia. Pero no era el único y al final conseguí
entablar amistad con otros 3 ó 4 españoles más, que al igual que yo, se
adentraban cada noche en el mundo desconocido de las cervezas americanas.
A estas alturas del relato os habréis dado cuenta que nos
faltaba lo fundamental…. Cerveza, para ser más exactos cerveza americana. No
tardó en surgir la oportunidad, una auténtica locura. Angus había contactado
con un tipo, llamémoslo a partir de ahora John, que decía tener una tienda especializada en
cervezas en Nueva York, surtida de las mejores cervezas americanas del momento.
En realidad, no sé si la idea salió de Angus, de John o de la necesidad que
teníamos todos por probar aquellas cervezas de las que tanto habíamos leído en
los últimos meses en aquel foro. Pero la propuesta era cuanto menos tentadora
“os puedo hacer llegar a España nuestras cervezas, al menos si pedís lo
suficiente”.
A pesar de la euforia inicial, los números sobre cuánto nos
iba a costar traer un puñado de botellas nos hizo desistir inicialmente. La
clave estaba en unir a más “locos” a la causa, así en poco menos de una semana
teníamos nuestro propio “room” en el chat del foro donde un grupo de españoles
debatían si finalmente aceptar la propuesta de John.
A principios de octubre, 6 españolitos estudiaban el
suculento listado de cervezas con sus respectivos precios de la tienda de John
y una semana más tarde habíamos hecho nuestra selección. Recuerdo con
condescendencia mi primer pedido, una mezcla de falta de presupuesto y
precaución ante lo desconocido: la archiconocidas hoy Anchor, Samuel Adams y Brooklyn,
Celis (si sorprendente, ignorando totalmente que quién estaba detrás era Pierre
Celis)… y alguna no tan conocida Old Detroit o Pete’s Wicked, de la que ahora
me enorgullezco de haber probado su famosa “ale” en su época de apogeo.
El primer pedido estaba hecho, el dinero se fue y solo
quedaba esperar cruzando los dedos. Recuerdo que estaba obsesionado con el tipo
de cambio, que consultaba casi a diario para ver si la operación había sido
ventajosa.
Pasaron uno o dos meses, si he dicho “meses”, entonces las
cosas no funcionaban tan rápido. Seguíamos en contacto con John, que nos
aseguraba que todo iba bien. Todos temíamos la estafa, pero un buen día Angus
nos dio la noticia, “Las cervezas han llegado!!!”. La distribución entre
nosotros cada uno de una parte de España tampoco fue fácil. Pero al final, con
las cervezas en nuestro poder, nos sentíamos los “reyes del mambo”. Cada noche
compartíamos nuestras opiniones sobre cada una de las cervezas y no era raro
encontrarnos a alguno de nosotros alardeando en foros nacionales, donde otros
se preguntaban cómo habíamos conseguido esas cervezas.
Así para el segundo pedido, teníamos a tres chicos más en la lista de pedidos. En esta ocasión, no escatimé en gastos y me lancé a la piscina, quería probar lo mejor que se estaba haciendo en USA y mi pedido incluía marcas como Smuttynose, North Coast, New Glarus, Bell's y no recuerdo si Deschutes y su The Abyss también se incluyó en este o en el siguiente.
Hubo un tercer pedido en el que me centré en algunos
productores emergentes como Allagash, Alesmith y Stone. Después poco a poco
empezaron a llegar algunas cervezas americanas a Europa y nuevos canales
hicieron que perdiéramos interés en estos costosos pedidos. El cambio de los
tiempos hizo que poco a poco fuese perdiendo el contacto con aquellos compañeros
de aventura.
Estas Navidades me encontré con un regalo muy especial, bajo
el árbol de Navidad una misteriosa caja contenía una selección muy cuidada de
cervezas americanas. Verdaderas joyas en el mundo cervecero actual. Cervezas
que a pesar de mi afición habían sido esquivas hasta ahora.
Hoy bebiendo la primera de ellas, esta maravillosa Bourbon
county de Goose Island me he vuelto acordar de esta aventura y me he vuelto a
preguntar qué será de aquellos viejos compañeros, quizás alguno de ellos pueda
ser lector de este blog o sin saberlo ser amigos en Facebook. Por eso, no
quiero desaprovechar la oportunidad de lanzar un pequeño grito al ciberespacio
cervecero español y poder contactar con alguno de aquellos, que, como yo, un
buen día descubrimos un nuevo mundo…. El de las cervezas americanas.