sábado, 19 de diciembre de 2020

QUINTINE VINTAGE 2019

En alguna de mis primeras visitas a Bélgica descubrí Brasserie Ellezelloise, una pequeña granja donde desde principios de los años 90 Phillipe Gérard elaboraba sus cervezas, de las cuales dos llamaron mi atención: Su Quintine blonde, de la cual descubrí que si la dejaba al menos dos años de guarda se convertía en una cerveza maravillosa y su Hercule, por aquel entonces difícil encontrar en Bélgica una cerveza negra de esta calidad.

Han pasado más de 20 años de aquello y mucho han cambiado las cosas, para empezar en el año 2006 fue comprada por Brasserie des Géants, que elabora  cervezas tan conocidas como La Gouyasse o las Goliath. Por suerte, todavía podemos disfrutar de sus cervezas puesto que Brasserie Ellezelloise se mantiene como centro de producción y con cierta independencia, dentro de Brasserie des Legendes, nombre que auna a a las dos cervecerías.



Es más, hace unas semanas llegaron a mi Baúl tres variedades envejecidas en barrica, para mí novedosas y de presentación elegante y cuidada que han sido la excusa perfecta para escribir este post.

La verdad que no cuento con mucha más información que la que aporta la etiqueta y mis impresiones, ni siquiera en la página web de la cervecera hace alusión a estas cervezas, quizás por su carácter excepcional.


QUINTINE VINTAGE B.A. RHUM

Me gusta dejar para dejar lo mejor para el final y quizás por ello comencé mi degustación por esta variedad envejecida en barricas de ron. Los envejecimientos en ron no suelen encontrarse entre mis favoritos.

Cerveza de 10,5 ABV de contenido alcohólico, con un embarricado de 5 meses y 25 IBUs. Buscando información encontré que se utiliza su Quintine de Nöel, pero tras probarla no estoy seguro de ello.

Quintine Vingate B.A. Rhun
De color ambar oscuro con destellos rojos, turbio y fina capa blanca que pronto se convierte en un anillo que perdura durante toda la degustación

En el aroma sorprende la complejidad, se nota el embarricado con leves notas a vainilla, toque láctico junto a las maltas y notas afrutadas tipo ciruela que están en un segundo plano.


Sabor ácido, es lo que más sorprende inicialmente, no me esperaba este perfil, de hecho, había añadido el matiz láctico del aroma con un poco de cautela. Para equilibrar notas maltosas y afrutadas. El toque licoroso del embarricado en ron es casi inapreciable hasta que la cerveza va adquiriendo temperatura. 
Sensación en boca vinosa y delicadamente picante, aunque no es muy corpulenta, la sensación en boca es lo suficientemente gruesa para que se convierta en una cerveza de trago lento y reposado.

Compleja y elaborada con buen gusto. Para mi sorpresa adelanto que esta ha sido la que más me ha gustado de las tres variedades.


QUINTINE VINTAGE B.A. BOURGOGNE BLANC

Cerveza de 6% ABV de contenido alcohólico y 24 IBUs ya muestran un perfil distinto a las otras dos variedades. El embarricado ha sido también de 5 meses.

Quintine Vingate B.A. Bourgogne Blanc
Cerveza rubia con destellos verdosos, ligeramente turbia. Mayor carbonatación y un dedo de espuma blanca.

En el aroma el embarricado es más apreciable, madera y las típicas notas acidas y afrutadas del vino blanco.

El sabor comienza con notas afrutadas tipo manzana Golden Smith donde van entrando las notas ácidas de manera ligera hasta un final deliciosamente ácido y picante de duración medio-largo. En toda esta evolución son las notas amargas las que buscan el equilibrio. Al igual que en la anterior todo bien integrado. 

Durante esta descripción en algún momento me he visto tentado a escribir la palabra “bretts”, quizás debido al toque que da la barrica en esta cerveza, aunque no me he atrevido y lo dejo como una pincelada adicional. En boca es una cerveza más fina que la anterior, pero sigue siendo una cerveza picante.

Ciertamente aunque es una cerveza distinta a la embarricada en ron se ve un mismo hilo argumental y sorprende de nuevo la integración y equilibrio de todos sus matices.


QUINTINE VINTAGE B.A. COGNAC

En esta ocasión hablamos de una cerveza de 10,5% ABV, con un embarricado de 6 meses y 27 IBUs.

Quintine Vingate B.A. Cognac
Color ambar oscuro, turbio y con una carbonatación más viva que crea una capa de medio centímetro de espuma blanca de mayor permanencia que en las dos Quintine anteriores.

El aroma toma unos derroteros distintos, incluso si la comparamos con la Quintine Vintage Rhun. Aquí el perfil afrutado a ciruelas y guindas cobra mayor protagonismo, la madera y el cognac se hacen más presentes.

Al igual que las dos cervezas anteriores hay cierta complejidad, de entrada dulce afrutado a ciruelas, pasas para posteriormente hacerse más evidentes las notas ácidas, pero aquí aparecen como novedad los frutos secos, y el embarricado quizás es más evidente pero sin tapar al resto de matices, de hecho equilibra el sabor. De nuevo un sabor complejo y equilibrado. En boca, es más áspera y de una corpulencia muy similar a la versión en ron.

La dejé para el final pensando que iba a ser la estrella, pero le falta un punto para logar la integración de sus hermanas. A pesar de todo una gran cerveza.


CONCLUSIONES

La primera conclusión, transmitir mi alegría de que productores ya con cierto recorrido y tradición belga se vayan incorporando a las nuevas tendencias, aportando su “know how” y sacando productos cuidados y atractivos a la vista del bebedor moderno de cerveza.

Como reflejo del hastío que siento últimamente por las cervezas envejecidas donde el efecto del embarricado es demasiado agresivo ocultando totalmente a la cerveza, que entiendo que debe ser la protagonista, han llegado estas tres variedades Quintine como un soplo de aire fresco, tres cervezas ácidas donde el embarricado es perfecto, no altera la esencia de las cervezas sino que ese integra con ellas y eso en estos tiempos es de agradecer para bebedores de la vieja escuela como yo.

¿son cervezas para envejecer? Evidentemente son cervezas que soportarían un envejecimiento de varios años sin problemas (al menos sus versiones de ron y cognac), pero ¿para qué hacerlo? Son tres cervezas muy redondas si acaso la versión vintage Cognac pudiera tener un pequeño recorrido que hiciera integrar aún más sus matices, pero creo que es más recomendable disfrutar el acabado perfecto que han sabido darles desde Brasserie des legendes.

Para terminar, las tres han hecho mis delicias. Espero que en el futuro sigan elaborándolas.




domingo, 15 de noviembre de 2020

INTERNATIONAL STOUT DAY 2020

Un año más, el primer jueves de noviembre nos unimos a la celebración del International Stout Day. Este año, en España, huérfanos de la convocatoria que desde el blog “Rubias, morenas, negras, … hablo de cerveza” nuestro compañero Teddy hacía todos los años. Aun así, es una tradición suficientemente consolidada por el que suscribe este blog como para no dejar de celebrar este día. Así que vamos a describir como ha transcurrido la celebración.

Como siempre aprovecho este día para probar de nuevo y revisar aquellas Porters, Stouts, etc; que en algún momento de mi recorrido cervecero marcaron un hito. Hoy pasan reválida dos cervezas que llegaron juntas a mi baúl en unos tiempos en los que era realmente difícil conseguir cervezas americanas en Europa. Una de ellas me embaucó desde el principio y otra le costó un poco más, aunque al final también ha pasado a ocupar un puesto relevante entre mis favoritas.

KBS (Kentucky Breakfast Stout) de Founders, que desde que esta fue adquirida por Mahou-San Miguel es relativamente fácil de adquirir siempre que se esté dispuesto a pagar su precio. Por otro lado, Yeti de Great Divide, no tan fácil de ver en España desde hace años, pero que pude adquirir con relativa facilidad en un reciente viaje a Francia hace unas semanas. De características muy distintas a la KBS y que he de confesar que inicialmente me defraudó, para vergüenza propia visto en perspectiva.

KBS - Founders Brewing
Comienzo la jornada con la aclamada, como dice la etiqueta, KBS (Kentucky Breakfast Stout) de Founders, una Imperial Stout de 12% ABV, 70 IBUs con café, chocolate y un envejecimiento en barricas de Bourbon.

¿Qué es lo que hace grande esta cerveza frente a otras? En mi opinión, en una época de poca mesura en la utilización de adjuntos y envejecimiento, nos enseña el buen gusto por encontrar un punto de equilibrio donde los aficionados podemos valorar no solo la buena integración y el toque del embarricado sino también la buena cerveza que lo sustenta.

Todo tiene sentido, todo encaja, los distintos matices, la sensación en boca y su aspecto impecable producen un efecto sinérgico que roza la perfección en este tipo de cervezas… pero es que además es de trago fácil, nada corpulenta y está muy rica, no hace falta ser ningún entendido para disfrutarla en plenitud.

Continuamos el día, con una de esas cervezas que todo aficionado a los estilos oscuros te nombraría entre sus favoritas… o debería. Yeti de Great Divide es una de esas cervezas sin artificios ni envoltorios que pretendan realzarla, es una cerveza con mayúsculas. Al contrario que la KBS es una cerveza, cuyo valor está en sí misma.

Se trata de una imperial stout de 9,5% ABV y 75 IBUs. Negra como ella sola y con unas notas tostadas soberbias. 

El chocolate, el dulce maltoso, el torrefacto y al amargor de lúpulo, junto con una sensación en boca corpulenta y plena redondean la perfección, tanto que muchas veces resulta difícil apreciar que estamos ante una de las mejores imperial stouts de mercado. A mí me costó y solo tras probarla en distintas ocasiones empecé a apreciarla como se merece. Los de Denver siguen haciendo un trabajo extraordinario en esta cerveza.

Pues poco más que añadir, dos cervezas sobresalientes, que hacía tiempo que no probaba que me han hecho, de nuevo, disfrutar plenamente de esta celebración del International Stout Day, será difícil superarlo el próximo año, pero lo intentaremos.

lunes, 17 de agosto de 2020

BIERE DES NAUFRAGEURS

Este año 2020 está resultando atípico, hemos aplazado nuestras vacaciones y solo nos queda recordar que en el verano del año pasado visitamos la costa francesa. Como no podía ser de otra manera me llevé una agenda cervecera repleta de lugares a visitar.

Sin embargo, el lugar del que voy a hablar hoy no estaba en la selección inicial, la unanimidad de las redes sociales repletas de malas referencias hicieron descartar a Brasserie Des Naufrageurs casi de inmediato y sin embargo creo que fue la mejor visita cervecera y de las cervezas más interesantes que pude probar en aquellas vacaciones, por encima de otras de mayor prestigio y ratings.

La isla de Oléron es un lugar eminentemente de turismo de sol y playa, con alguna buena cervecería y dos elaboradores locales, en principio uno de los lugares menos atractivos cerveceramente hablando de todo el viaje. Tal fue así que nos surtimos de las cervezas locales en uno de los supermercados de la isla a la primera oportunidad que tuvimos sin pretensiones de hacer ninguna visita cervecera en la isla.

De regreso del  Faro de Chassiron, un cartel se cruzó en nuestro camino “Bière Des Naufrageurs – Fabrique paysane – Vente directe” rezaba… ¿por qué no? Y a pesar de todo lo que había leído de aquel lugar giré para tomar un estrecho camino mal asfaltado. Tras unos 200 metros llegamos a lo que parecía ser una vieja granja, para ser más exactos del siglo XVII. Nos surgen las dudas, pero pronto observamos un lugar donde había otros vehículos aparcados y entre ellos una furgoneta con el nombre de la cerveza.

Entramos en lo que un destartalado cartel indicaba que era la tienda y nos encontramos con una humilde sala vacía de clientes, pero repleta de cajas, en el centro una pequeño “stand” con productos locales y en las paredes algunas pocas estanterías con las botellas de las distintas especialidades de la marca. Un hombre ordenaba unas cajas en una esquina quién nos recibió de una manera algo distante, era Jean-Luc Metayer, maestro cervecero y quién dirige este proyecto.

Fuimos observando su amplio portfolio de cervezas y a medida que fuimos mostrando nuestro interés aquel hombre distante fue entablando conversación, incluyendo un maltendido dialéctico sobre su cerveza de cáñamo, que pareció hacerle bastante gracia.

En realidad, todo bastante alejado de las opiniones vertidas en las redes, quizás de personas que no saben distinguir entre la visita a una gran cervecera y a un pequeño negocio local. Al final la visita fue muy gratificante y nos llevamos un buen surtido de cervezas.


La gama de cervezas es bastante amplia, y cuanto menos interesante, donde juega con la incorporaciones de distintos ingredientes. Como no podía ser de otra forma hablamos de cervezas no pasteurizadas, sin conservantes ni colorantes y refermentadas en botella.

Entre ellas, permitirme que haga una clasificación algo burda y exenta de fundamento como es el color de su etiqueta: 

Aquellas con etiqueta amarilla, encabezada por su Blonde Speciale, una cerveza con carácter, notas a levadura y alcohol presente de cierta influencia belga, hasta su Blonde, cerveza rubia sin muchas pretensiones, que entiendo sirve de base para un sinfín de cervezas con “añadidos” que dotan de cierta personalidad propia a cada una de ellas (pimienta negra, cilantro, cáñamo, absenta, frambuesa, etc). También en esta sección hay que hablar de su IPA, quizás un poco alejada de nuestro imaginario de lo que debe ser el estilo pero sin duda una cerveza disfrutable y de trago fácil.

Aquellas con etiqueta roja, que podemos calificar como cervezas de frutas, Cereza y mora, cabe destacar el carácter natural que se hace tangible en el paladar.

Las que tienen etiquetas blancas, a destacar su clásica blanche francesa, tirando a witbier belga y sin duda, mi favorita de todo el portfolio de este elaborador, con notas a levadura, cítricas y muy refrescante. Muchas veces en lo más sencillo está la virtud y este es el caso. También en este apartado destacar una cerveza que su etiqueta anunciaba ostras y que por suerte no estaban muy presentes en el sabor, más allá de un ligero toque salado.

Un apartado de otros, donde incluyo su Biere blance a la fleur de sel, una verdadera delicia con un sutil toque salado distintivo. Su cerveza de primavera, herbal, refrescante y de carbonatación alegre pero en realidad no muy destacable y una cerveza con notas a flan caramelo, cerveza interesante pero no de mi gusto.

En general, cervezas sencillas que hay que afrontar sin la necesidad de tener que beber una cerveza excepcional, sino cervezas bien elaboradas, disfrutables y con pequeños matices que he disfrutado mucho más allá de otras cervecerías más prestigiosas y con más reconocimientos que pude visitar en aquellas vacaciones.

Para terminar, quería ponerme un poco sentimental cerveceramente hablando, haciendo mención a este modelo fabricante tradicional y local, que representa “Bières des Naufrageurs” con especialidades propias normalmente alejadas de modas que reinan últimamente en el mercado cervecero mundial y que por desgracia cada vez es más difícil encontrar en nuestros viajes, ya se sabe la revolución “craft” mató al pequeño elaborador local tradicional.

Un año después me alegra ver que las opiniones en las redes ya no son tan negativas, no sé si se debe a un cambio de actitud del Elaborador o de los clientes, pero creo que si eres un amante de la cerveza y te encuentras en la isla de Oleron es una visita indispensable, yo si tengo oportunidad de visitar la isla será un lugar de obligada visita.

 

 

lunes, 25 de mayo de 2020

FONDO DE ARMARIO - MAYO 2020, #FFdA EDICION CONFINAMIENTO


Hoy vuelvo a escribir en este blog, exhortado por Joan desde su blog Birraire, para cumplir lo que en tiempos fue una tradición dentro de la blogosfera cervecera de este país… y que recibía el nombre de #FFdA (Fondo de armario).

Pues sí, cada cierto tiempo, Birraire nos incitaba a buscar dentro de nuestras despensas y bodegas y elegir, abrir, degustar una de esas cervezas que teníamos olvidadas desde hace tiempo y luego contarlo en nuestros blogs y redes sociales.

En un entorno bloguero dinámico y activista, reflejo de la realidad cervecera de esos años, eran muchos los que se animaban a participar en el evento. Evidentemente no hace falta decir que siempre que podía mi participación estaba asegurada.

Hoy como antaño he bajado a la bodega, he abierto el baúl y he hecho un rápido repaso a lo que tenía. No me ha sido difícil seleccionar una vieja botella de La Trappe Quadrupel en formato de 50 cl. y botella de barro/cerámica que llevaba más de 10 años de guarda… de hecho mi planificación hubiera sido beberla mucho antes, pero fue fruto del olvido, lo cual creo que cumple exactamente con la filosofía de este evento.

No tengo precisamente un número pequeño de cervezas en mi bodega, pero puedo alardear que detrás de la mayoría de ellas hay una historia, anécdota o simplemente recuerdo el lugar y el momento en el que me hice con ellas.

Esta no es una excepción, adquirida en la visita que realicé a la Abadía de Koningshoeven en 2010, que recuerdo especialmente por dos descubrimientos: la primera vez que probaba una Quadrupel de su serie “Oak aged” y no menos importante el licor de cerveza que vendían en la tienda y que siempre que paso cerca de la abadía me desvío para comprar.

De esta Quadrupel que estoy probando hoy me compre una caja de 6 botellas que he ido bebiendo a lo largo de los años, sin guarda o con 2, 4, 5, 8 y hasta estos algo más de 10 años que he esperado para probar la última de aquel lote.

Si queréis una cata un poco más formal diré que, ya al derramarla en la copa se aprecia su ligereza. Visualmente se pueden apreciar pequeñas burbujas a modo de espuma que se desvanecen tan rápido que casi no me ha dado tiempo a disparar la foto y ya no estaban. Sin carbonatación alguna y con un color ámbar oscuro con algún destello cobrizo.

El aroma recuerda claramente a un jerez y cuando tomamos el primer trago comprobamos que por ahí van los tiros. En el sabor predominan los frutos secos, en particular la nuez, por debajo el caramelo sigue sirviendo de base pero más suavizado que en su versión sin envejecer. Completan el prisma unas notas especiadas y el alcohol sorprendentemente redondeado.

La peor parte viene de la sensación en boca, como era de esperar, es demasiado liviana, las maltas se han degradado hasta un nivel que el trago resulta demasiado “delgado” como para ser disfrutado plenamente. A parte, tiene un toque picante en el paladar y el alcohol a pesar de su redondez sigue calentando el gaznate. El final es increíblemente largo donde los matices comentados en el sabor se mantienen durante mucho mucho tiempo.

A medida que los sorbos se suceden voy descubriendo que se ha vuelto algo “cabezona”, lo cual al final torna en una cerveza que termina por cansar, sobre todo si intentas beberle los 50 cl. del contenido de la botella… yo he optado por dejar para más adelante y beber solo la mitad… pero eso es otra historia que algún día contaré en este blog.

Como siempre el disfrute de probar algo único fruto de las condiciones específicas de mi bodega, donde ha sido cuidada con esmero todos estos años. Al final se trata de una cerveza que sabe rica, si bien, como podréis entender después de la cata, creo que para otras botellas de esta cerveza que tengo en mi baúl no esperaré tanto, de hecho, mi mejor valoración de toda la serie se ha obtenido con 5 años de guarda y creo que será a lo que seguiré tendiendo con esta cerveza. Pero como experimento de hasta donde puede llegar ha resultado cuanto menos interesante.

Para finalizar, agradecer de nuevo a Joan esta edición especial confinamiento de su #FFdA (Fondo de armario) y por supuesto deseando que no sea el último… cuenta conmigo!!!





jueves, 9 de enero de 2020

BIG FOOT – VERTICAL TASTING RELEASE

De entre todos los productos cerveceros que pude disfrutar el pasado 2019, uno llamó especialmente mi atención. Dada mi afición al envejecimiento de cervezas, no es raro, que este fuera el Six-pack que ya viene siendo un clásico en Sierra Nevada con seis añadas distintas de su afamada barleywine Big Foot, en este caso las que van desde 2012 a 2017.





BIG FOOT

Dentro del mundo cervecero americano Big Foot no es una cerveza que requiera de mucha presentación. Es todo un clásico, elaborado por primera vez por Sierra Nevada allá en los años 80 y que ha servido como base para definir esas cervezas que damos en llamar Barleywines americanas, potentes y lupuladas a partes iguales.

Desde el punto de vista de los aficionados al envejecimiento esta Big foot goza de una merecida fama que vamos a poner a prueba en esta cata vertical. Ya que he de confesar que aunque es una cerveza que me gusta, nunca he tenido oportunidad de guardarla en mi baúl durante más de unas pocas semanas.

Siempre que hablamos de cervezas lupuladas y envejecimiento de cerveza surge la misma pregunta ¿sus lúpulos son ricos en ácidos alpha? Ya que en caso afirmativo la desecharíamos automáticamente. Los sabores rancios derivados de su oxidación limitan casi por completo la posibilidad de éxito. Esto justifica que ninguna barleywine americana pase mucho tiempo en mi baúl.

¿Por qué el caso de la Big Foot es distinta? En parte hay que atribuirlo a la utilización de lúpulo cascade, sobre todo rico en ácidos beta. La literatura al respecto también atribuye el éxito a la atención que Sierra Nevada presta durante la elaboración.

CATA VERTICAL

El proceso seguido para la cata vertical es sencillo. La iniciaremos probando una Big Foot 2019, sin envejecer, para posteriormente ir probando las cervezas del six-pack desde la más reciente a la más antigua. Todas las cervezas se han degustado en condiciones similares (temperatura en torno a los 12ºC, en copa snifter y sin acompañamientos gastronómicos).

Big Foot 2019:

Esta Barleywine de 9,6% ABV se nos presenta como una cerveza color ámbar anaranjado, espuma blanca duradera. Lúpulo muy presente en el aroma, así como ciertas notas a caramelo. El sabor sigue los mismos derroteros, por un lado, las notas amargas resinosas y cítricas y por otro el caramelo para equilibrar el resultado. El alcohol detectable a medida que se calienta la cerveza, pero de manera bastante contenida dado su contenido alcohólico. Sensación en boca plena, con cuerpo y amargor predominante en el final.



Big Foot 2017:

La primera diferencia que nos llama la atención se encuentra en el contenido alcohólico, según la etiqueta 9,5% ABV, aunque en la práctica resulta inapreciable. La apariencia es muy similar, la espuma quizás más oscura de color beige. Ya en el aroma apreciamos un amargor tosco tirando a rancio que se materializa plenamente en el sabor. Es una mala versión de la cerveza sin envejecer, apagada y sin gracia. Adelanto que fue sin duda la peor de toda la cata y con diferencia. El sabor es tosco y lleno de notas rancias. Final muy largo amargo y seco. Es una cerveza dura y sin esperar a probar otras añadas concluyo que ha tenido que haber algún problema en su conservación.



Big Foot 2016:

Esta Big Foot me confirma mis sospechas sobre la añada de 2017. Aquí nos encontramos sorprendentemente con una cerveza muy similar a la cerveza sin envejecer, a pesar de los 3 años de guarda. El color ámbar empieza a dejarnos destellos rojizos, pero el resto de características permanecen: las notas lupuladas, la base dulce maltosa a caramelo. Algún rasgo afrutado, pero no hay diferencias significativas.



Big Foot 2015:

Empiezo a sospechar que esta cerveza ha firmado un pacto con el diablo para no envejecer. La apariencia similar a la de 2016. El perfil sigue siendo increíblemente parecido a la cerveza sin envejecer. El amargor parece ser un poco más seco con alguna nota a cuero en el retrogusto, pero nada significativo.



Big Foot 2014:

En apariencia parece más nebulosa y oscura que el año precedente. Sorprendente buena carbonatación y espuma beige generosa. Pero en aroma y sabor siguen ese dulce maltoso, el lúpulo, y leves notas a fruta madura y cuero. Lo que he leído sobre esta cerveza parece indicar que esta debe ser la más redonda de todas las añadas y puede ser, por que hay armonía. No cambian los matices pero, para mi gusto, se encuentran todos en su justa medida.


Big Foot 2013:

Sin llegar a los extremos de su versión 2017, en esta apreciamos un bajón importante. Todos los matices se encuentran presentes de nuevo, pero especialmente apagados. Noto ciertas notas acartonadas al fondo que desentonan en la percepción global, en este caso de cerveza “aburrida”, es más seca que la versión anterior. Todo ello me hace pensar que el horizonte temporal de esta cerveza puede encontrarse en torno a los 5 años.



Big Foot 2012:

Pues no, el horizonte temporal de esta cerveza no se encuentra en torno a los 5 años, sino que parece que mucho más allá, con esta cata no lo descubriré. Esta Big Foot 2012 es el claro ejemplo de que esta cerveza aguanta el paso del tiempo sin despeinarse. De hecho, creo que esta ha sido, junto a la de 2014, la mejores de todas las probadas. A parte de la apariencia más oscura y que el aroma se encuentra más apagado. El sabor resulta el más redondeado y compensado de todas las que he probado. Sorprendentemente, de nuevo, ahí están los mismos matices clásicos en esta cerveza, mezclados de manera armoniosa, el lúpulo más suave, el caramelo entremezclándose y esa sequedad en el final aquí parece más agradable. Quieren aparecer ciertas notas a jerez, pero no de manera clara.





CONCLUSIONES

Lo primero que he de decir es que esta cerveza tiene su fama como cerveza para guardar merecidamente ganada. Soporta el paso del tiempo casi sin inmutarse. Unido a que es una cerveza es fácilmente accesible y asequible económicamente, no me extraña que sea en una cerveza indispensable en las bodegas americanas.

Otra conclusión a destacar es que la cata vertical no muestra linealidad, se ve rota sobre todo por las añadas 2017, en la que baja mucho el nivel de esta cerveza y de 2013. Entiendo que puede ser por algún problema en la conservación o simplemente por que cada añada tiene sus características propias dentro de la homogeneidad mostrada.

Es curioso que siempre he leído la fama de las Big foot de 5 años, parece que después el deterioro se comienza a notar. Creo puede estar en lo cierto, la añada de 2014 ha destacado en esta cata, aunque personalmente me la añada de 2012 me ha sorprendido más gratamente.

Si miramos entre-lineas podemos afirmar que estamos ante una cerveza que sufre pocas variaciones con el paso del tiempo: apariencia un poco más oscura y nebulosa, carbonatación aparente en todas las añadas, notas a lúpulo persistente incluso en las añadas más antiguas. El resto de matices y alcohol presentes aunque redondeados por el tiempo y solo unos leves toques a jerez en las últimas añadas, introducen algún cambio.

Opinión general: No parece que el paso de los años haga aflorar nuevos matices en esta cerveza, lo que resulta casi decepcionante, aunque nos abra la puerta a poder disfrutar de esta cerveza durante muchos años. Debemos cambiar el chip, la cerveza no va a ganar complejidad al envejecerla, sino que iran redondeando los que ya tiene. Personalmente me quedo con lo sorprendente de beber una cerveza envejecida donde la presencia del lúpulo sigue siendo destacada.