El tema de las Glühbier me parece sumamente interesante, aunque inicialmente siempre me ha causado cierta repulsión beber una cerveza caliente... y cuando digo caliente, no me refiero a temperatura ambiente en un día caluroso, sino calentada.
Las Glühbier son la versión cervecera de los Glühwein, esos vinos especiados que se sirven calientes en los mercadillos que proliferan en las ciudades centroeuropeas durante las épocas navideñas, al aire libre y con temperaturas bajo cero en muchos casos.
Pero yo siempre que he bebido una de estas cervezas, en
casa, ha sido bien fresquitas aun reconociendo que no habían sido creadas para
dicho fin. Así que este año me propuse beberla como mandan los cánones. Tras
buscar entre las distintas marcas que ofrecían una Glühbier en su catálogo,
conseguí la de Appenzeller bier, elaboradas por los suizos de Brauerei Locher,
muy habituales en mi baúl y frigoríco.
Para crearme una opinión más fiable, decidí tomar la cerveza
fría y a continuación calentada, según indicaba la propia etiqueta, a no más de
60ºC para evitar que se evapore el 6% de contenido alcohólico de esta cerveza.
En una segunda toma descubrí que la opción del microondas para calentar una
jarra o taza de café es una buena alternativa. Más rápida y sencilla que calentar la
cerveza en una cacerola en la vitro.
Y ya hablando de la etiqueta de esta cerveza, comentar que
en ella aparece un dibujo haciendo alusión a Silverterchläuse, la ancestral
celebración que tiene lugar el último día del año en la localidad de Urnäsch en
Appenzell. Fiesta singular, extraña y digna de verse como pocas.
Volviendo al tema que nos ocupa, primero pruebo la cerveza
fría. Haciendo una cata rápida, es de color a medio camino entre rojo y ámbar
claro. De espuma y carbonatación más bien escasa. En el aroma predominan los
matices especiados, que al probarla también encontramos en el sabor: Clavo, canela
y nuez moscada. También es algo ácida y se puede encontrar algunos matices a
cereza.
Al calentarla la cerveza se transforma en un brebaje que
apenas recuerda a una cerveza, de hecho, la sensación de que te estás bebiendo
una cerveza desaparece. Adquiere un tono rojizo más acusado. Ahora la carbonatación es más evidente. En el aroma
aparecen notas alcohólicas y los matices especiados se intensifican. El sabor
es tremendamente dulce y especiado. Es pegajosa y empalagosa. También aparecen
intensificadas unas notas como a aguardiente de cereza, peladura de naranja y
el final otra vez especias canela, clavo y nuez moscada, configurando un
regusto un tanto artificial. Cuando llevo media jarra descubro que el alcohol
parece más “cabezón”.
Como conclusión: definitivamente las Gluhbier no son para
mí, al menos en un lugar que no sea un mercado de Navidad en Centroeuropa a una
temperatura bajo cero, en cuyo caso esta cerveza entraría que da gusto, al
igual que el vino al uso. Como se comenta en la web del fabricante, esta
cerveza marida bien con unos guantes y tiempo gélido. Creo que mientras que no
se den estas condiciones no volveré a probarla, al menos caliente.
La sensación de beber una cerveza caliente priva a esta de
su propia esencia. Dudo que
supiera diferenciarla de un vino u otra bebida alcohólica especiada caliente.
Con lo cual está bien y es curioso probarla pero nada más, A mí para tomarme en
casita en invierno que me den una imperial stout, una doppelbock o un barley
wine.
Veo que tú has sido más valiente que yo, por ahora no me atrevo... :-D
ResponderEliminarUn saludo Miguel!
Bueno pero ya viste que tampoco me convenció mucho la experiencia.
EliminarSaludos
Interesante :-). Yo aún así sigo con muchas ganas de probar alguna. ¡Abrazo Miguel!
ResponderEliminarYa sabes, después de esto, solo recomiendo tomarla en un mercado navideño a bajo cero... creo que es su habitar natural, cualquier otro lugar puede llegar a no ser una experiencia completa, como ha sido mi caso.
EliminarSaludos
Interesante :-). Yo aún así sigo con muchas ganas de probar alguna. ¡Abrazo Miguel!
ResponderEliminarPues yo también tengo curiosidad por probarla y no dudaría si se me cruza una por delante en hacerlo. Quizás luego haga como tu y decida que tampoco son para mi pero al menos quiero tener la experiencia.
ResponderEliminarUn saludo
Viendo las temperaturas a las que has estado creo que es el entorno propicio, a mi en casa no me ha convencido demasiado.
Eliminarsaludos,
Jejejeje! Desde luego... pobres Glühbier... Entre que hay pocas y que las vais desechando... Ainsss... Jajaja! Na, fuera coñas, a mi las que he probado hasta el momento si que me han gustado. Dulzonas, más especiadas, pero las hay mejores y peores y algunas son realmente recomendables. Me juego algo a que la Liefmans te gustaría ;). Solo una duda, la etiqueta de la botella la quieres? Creo que coleccionabas todo lo que ibas bebiendo pero por si las moscas, ya sabes, el tío Pau y su afición por las navideñas/invernales... jejeje! Un saludo Miguel y muy interesante el post.
ResponderEliminarPues me imagino que será como en todos los estilos las habrá mejores y peores. Además hay que tener en cuenta que con el tema especias los Suizos son un poco raros.
EliminarPero lo peor no fueron el sabor en sí, sino que al calentarlo desapareció totalmente la sensación de estar bebiendo una cerveza. En cualquier caso no me niego a intentarlo de nuevo, pero quizás lo intentaré con otra marca, la liefmans pinta muy bien, pero no conseguí encontrarla por ningún sitio.
Sobre el tema coleccionismo ya estamos en contacto, aunque esta, al menos de momento, va para la mía de cabeza :(
Saludos,