Hoy vuelvo a escribir en este blog, exhortado por Joan desde
su blog Birraire, para cumplir lo que en tiempos fue una tradición dentro de la
blogosfera cervecera de este país… y que recibía el nombre de #FFdA (Fondo de
armario).
Pues sí, cada cierto tiempo, Birraire nos incitaba a buscar dentro de nuestras despensas y bodegas y elegir, abrir, degustar
una de esas cervezas que teníamos olvidadas desde hace tiempo y luego contarlo en nuestros blogs y redes sociales.
En un entorno bloguero dinámico y activista, reflejo de la
realidad cervecera de esos años, eran muchos los que se animaban a participar
en el evento. Evidentemente no hace falta decir que siempre que podía mi
participación estaba asegurada.
Hoy como antaño he bajado a la bodega, he abierto el baúl y
he hecho un rápido repaso a lo que tenía. No me ha sido difícil seleccionar una
vieja botella de La Trappe Quadrupel en formato de 50 cl. y botella de barro/cerámica que llevaba más de 10 años de guarda… de hecho mi planificación hubiera sido
beberla mucho antes, pero fue fruto del olvido, lo cual creo que cumple
exactamente con la filosofía de este evento.
No tengo precisamente un número pequeño de cervezas en mi
bodega, pero puedo alardear que detrás de la mayoría de ellas hay una historia,
anécdota o simplemente recuerdo el lugar y el momento en el que me hice con
ellas.
Esta no es una excepción, adquirida en la visita que realicé
a la Abadía de Koningshoeven en 2010, que recuerdo especialmente por dos
descubrimientos: la primera vez que probaba una Quadrupel de su serie “Oak aged”
y no menos importante el licor de cerveza que vendían en la tienda y que
siempre que paso cerca de la abadía me desvío para comprar.
De esta Quadrupel que estoy probando hoy me compre una caja
de 6 botellas que he ido bebiendo a lo largo de los años, sin guarda o con 2, 4, 5, 8 y hasta
estos algo más de 10 años que he esperado para probar la última de aquel lote.
Si queréis una cata un poco más formal diré que, ya al
derramarla en la copa se aprecia su ligereza. Visualmente se pueden apreciar pequeñas burbujas a modo de espuma que se desvanecen tan rápido que casi no me
ha dado tiempo a disparar la foto y ya no estaban. Sin carbonatación alguna y
con un color ámbar oscuro con algún destello cobrizo.
El aroma recuerda claramente a un jerez y cuando tomamos el
primer trago comprobamos que por ahí van los tiros. En el sabor predominan los
frutos secos, en particular la nuez, por debajo el caramelo sigue sirviendo de
base pero más suavizado que en su versión sin envejecer. Completan el prisma
unas notas especiadas y el alcohol sorprendentemente redondeado.
La peor parte viene de la sensación en boca, como era de
esperar, es demasiado liviana, las maltas se han degradado hasta un nivel
que el trago resulta demasiado “delgado” como para ser disfrutado plenamente. A
parte, tiene un toque picante en el paladar y el alcohol a pesar de su redondez
sigue calentando el gaznate. El final es increíblemente largo donde los
matices comentados en el sabor se mantienen durante mucho mucho tiempo.
A medida que los sorbos se suceden voy descubriendo que se
ha vuelto algo “cabezona”, lo cual al final torna en una cerveza que termina
por cansar, sobre todo si intentas beberle los 50 cl. del contenido de la
botella… yo he optado por dejar para más adelante y beber solo la mitad… pero eso
es otra historia que algún día contaré en este blog.
Como siempre el disfrute de probar algo único fruto de las
condiciones específicas de mi bodega, donde ha sido cuidada con esmero todos
estos años. Al final se trata de una cerveza que sabe rica, si bien, como
podréis entender después de la cata, creo que para otras botellas de esta
cerveza que tengo en mi baúl no esperaré tanto, de hecho, mi mejor valoración
de toda la serie se ha obtenido con 5 años de guarda y creo que será a lo que
seguiré tendiendo con esta cerveza. Pero como experimento de hasta donde puede
llegar ha resultado cuanto menos interesante.
Para finalizar, agradecer de nuevo a Joan esta edición
especial confinamiento de su #FFdA (Fondo de armario) y por supuesto deseando
que no sea el último… cuenta conmigo!!!
Muy interesante como siempre, Miguel. Y como bien dices, más allá de si el disfrute es completo o no al estar tomando la cerveza en un buen punto de envejecimiento, siempre es súper interesante a nivel de experiencia ver estados menos óptimos para entender mejor los factores que influyen y el resultado de la guarda, que dependen de condiciones propias desde el momento en que te haces con cada ejemplar.
ResponderEliminarViendo que ha tenido buena acogida, espero que podamos celebrar otro #FFdA pronto :-). A ver si reactivamos un poco la blogosfera 'dinámica y activista' Un abrazo, y espero leerte de nuevo bien pronto.
Esta presentación de cerveza Quadrupel la he conseguido una sola vez, la verdad no la he vuelto a encontrar, a mi personalmente me encanto.
ResponderEliminar