Como cada año desde hace ya unos cuantos, únicamente se me
escapó la primera edición, el primer jueves de noviembre está marcado en el
calendario. Es el “International Stout Day” una de esas fechas para la que
siempre reservo una cerveza especial perteneciente al estilo.
Este año huérfano de la convocatoria que todos los años
protagonizaba José Benedicto (Teddy) desde su blog “Rubias, Morenas, Negras,…
hablo de cerveza” y que impulsaba esta fecha en el calendario cervecero
español. Sentía un vacío que solo he podido llenar escribiendo esta pequeña
entrada en este blog.
Así pues, celebremos un año más el International Stout Day!!!
¿QUÉ SE CELEBRA?
Como no se os escapará esta celebración tiene como
protagonista a las cervezas más oscuras. Desde las precursoras Porter allá en
el siglo XVIII, hasta las más modernas interpretaciones de las Imperial Stout,
pasando por la clásica Stout.
Se promueve, si no me equivoco, desde “The Beer Goddess” a
través de su web www.stoutday.com, vinculada a la cerveza artesanal en Estados
Unidos. Como todas estas fechas en el calendario tratan de impulsar el consumo
de estos estilos, a los que en ocasiones es difícil entrar, pero que abren las
puertas a unas cervezas ricas y complejas que merecen especial atención dentro del mundo cervecero.
¿CÓMO LO HE CELEBRADO?
Siempre he dedicado este día a repasar aquellas cervezas de
estos estilos que marcaron mi pasión por la cerveza negra, que comenzó por la
Fuller’s London Porter y ha continuado con cervezas como Speedway Stout,
Eclipse, Cuvée Delphine o la Porter baltique de Les Trois Mousquetaires que es
protagonista en esta edición.
En particular, su Porter Baltique (Bourbon & Brandy) de
la gama Grande Cuvée, lo cual son palabras mayores. Recuerdo a la Porter
Baltique como una cerveza excepcional sin duda la mejor que he probado de esta
microcervecería de Quebec y una de mis cervezas canadienses favoritas. Solo
espero que el embarricado esté a la altura de esta cerveza.
Así pues, tras una dura jornada laboral, el jueves 7 de noviembre
sabía que en casa me iba a esperar la merecida recompensa. Saco la cerveza del
frigorífico y con expectativas abro el corcho de la elegante y cuidada edición
de la botella.
Derramo el oscuro líquido en una copa de brandy tipo Snifter y me preparo para disfrutar de una tarde lluviosa de otoño como mejor se puede hacer.
Inicialmente
aprecié su intenso color negro que puesto a trasluz resultaba totalmente opaco,
pero fijándome en los bordes descubrí ciertos destellos marrones. Coronando una fina y
esponjosa espuma beige que casi de inmediato se redujo a un fino pero duradero
anillo. Balanceando la copa un regular encaje de espuma va impregnando las paredes de
esta… apariencia perfecta!!!
Siempre me gusta leer la etiqueta buscando más pistas sobre
lo que estoy bebiendo. En este caso, la información es todo lo completa que se
puede imaginar: ingredientes, envejecimiento, cata, maridaje, temperatura de
consumo, copa a utilizar, así como datos más técnicos sobre %Alcohol, IBUS,
Densidad e incluso color (escala SRM).
Pero el primer dato que me llama la atención del etiquetado es
la maduración, en este caso en barricas de bourbon y brandy de más de 12 años,
suena bien. Acerco la copa a la nariz y lo primero que se aprecia con nitidez son
unos delicados matices a chocolate con brandy, por detrás algo de madera en
forma de aromas avainillados.
Aunque todavía está algo fría para disfrutarla en plenitud, el
primer sorbo es revelador. Me quedo más tranquilo, el efecto del embarricado
sobre el sabor es perfecto, congenia a la perfección con los matices de la
cerveza sin taparlos, gran error de muchas cervezas actuales que se envejecen
en barriles de otras bebidas.
Chocolate negro, cacao y vainilla se entremezclan con el
bourbon y brandy, apreciable en mayor medida este segundo. El alcohol en realidad es imperceptible, sorprendente para una cerveza de 10% de contenido alcohólico, aunque los matices a brandy nos pueden confundir. En cualquier caso, el
resultado es armonioso y el sabor excepcional.
En realidad, no es una cerveza muy corpulenta, en boca es
suave pero se echa en falta esa sensación aterciopelada de las imperial stout.
Aún así, no desmerece para nada la apreciación global.
La cerveza va adquiriendo temperatura y quieren aparecer
ciertas notas acarameladas, así como el alcohol que se asoma tímidamente. Sigue
siendo una cerveza muy delicada y armoniosa, me siento reconfortado mirando por
la ventana como la lluvia cae incesantemente. Acerco la copa a los labios
saboreo uno de los últimos tragos y pienso “¡otro memorable International stout
day! realmente lo tendré difícil el próximo año para superar este”.
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