jueves, 17 de septiembre de 2015

#MBC15: MI BEERANO CERVECERO 2015

Miro por la ventana, está lloviendo, “Me encanta el Otoño….ja!!!”. Una sensación tan agria como esas deliciosas sour de las que disfruté este beerano oprimen mi garganta, ahora síntoma evidente de la depresión postvacacional en la que estoy inmerso.

Me siento ante el ordenador, desde el blog cervecero Lupuloadicto nos han invitado a que escribamos unas palabras sobre nuestro verano cervecero (Enlace) o como reza la convocatoria sobre nuestro “Beerano”, vuelvo a mirar por la ventana “¡¡¡mierda de día!!!”.

Comienzo mi narración a finales de Junio, acabo de llegar de un verdadero viaje cervecero, la vida te da sorpresas, viaje sorpresa organizado unos días antes de partir… pero pasamos página, eso ya pasó, ha llegado el verano y hay que mirar hacia adelante.


Julio transcurre sin sobresaltos, "las bicicletas son para el verano", así que desempolvo la mía y comparto rutas con los viejos compañeros de afición, tras cada ruta “¡¡¡Abadía!!!” como grita siempre uno de los compañeros o lo que es lo mismo contar batallitas delante de una inmensa jarra helada de cerveza casi congelada… algún purista cervecero se retorcería de dolor ante tal combinación, pero después de los esfuerzos del pedaleo es una auténtica bendición… Si la ruta lo permite, paramos en ese bar donde siempre tienen las Orval dispuestas cuando nos ven entrar por la puerta.


Y llega Agosto, y los amigos hemos organizado un viaje en grupo, la vida no me permite viajar demasiado y desde hace muchos años llevaba con el sueño de volver a pisar suelo bretón. Bretaña es uno de esos lugares que me cautivan, sus paisajes, sus lugares mágicos y…en efecto, sus cervezas. Así que, aunque el viaje sitúa su objetivo en Bélgica obligo al grupo a hacer escala en Bretaña.

El viaje no es cervecero, de hecho a varios miembros de la expedición no les gusta la cerveza, pero a ver quién se va a creer que estando yo por ahí no los llevaré camino de la perdición. He llenado mi agenda de lugares y una lista inabarcable de cervezas.

Mis dotes manipuladoras comienzan en el bonito pueblo de Locronan, “Anda, una tienda de productos regionales, entremos seguro que tienen cosas ricas” el cartel indica “Au Loup Garou Gourmand” y una pizarra en la puerta añade “productos regionales bretones”… pero muchos bien sabemos que ese lugar es más conocido como “La maison des 100 bières bretones”….jaja han caído en la trampa.


También es muy recurrido el truco de “Tengo sed, anda si tenemos al lado este local, entremos a beber algo”… que casualidad, pedazo de cervecería excelente calificación en las webs de rating cervecero. Les descubro el mundo de las cervezas tradicionales bretonas, nunca habían probado una cerveza elaborada con agua marina, ni cervezas a base de flores… para mi amigo amante del whisky una Philomenn Tourbe que hace sus delicias. Yo me decanto por una Blaz An Amzer Nº3, que no es fácil de encontrar, fuerte, vigorosa y alcohólica triple, embriagadora como pocas.

Abandonamos Bretaña, pero antes les vuelvo a engañar y les llevo hasta Esquelbecq donde vive uno de los mejores cerveceros franceses, Daniel Thiriez… una pena que a esas horas tenga la cervecería cerrada, pero ha merecido la pena, salgo con una bolsa llena de maravillosas cervezas.


Brujas nunca ha sido de mi devoción, así que me escapo del grupo para pulular por las buenas tiendas y lugares cerveceros que hay en la ciudad: Visita a De Halve Maan para tomarme una cerveza, unas vueltas por la laberíntica tienda de 2be y la machada de entrar a la tienda de Struise y salir cargado de cervezas y ninguna de ellos, jaja.


Bruselas es una ciudad magnífica para beber cerveza, todo sigue su cauce habitual: visita a lugares emblemáticos y unas cervezas para reponer fuerzas… tomar una cerveza en “Mort Subite” puede parecer pasao de moda, pero es maravilloso. Visita a la tienda del libanés, esta vez no le había avisado de mi visita y no me había conseguido ninguna delicia. Una escapada a la “Delirium” y una discusión con un tendero que me quiere vender una Tilquin al doble de su valor… y a todo esto “Delices et Caprices” cerrado, gran desilusión.


Al día siguiente nos sorprende una banda de música y un jolgorio inusual, camino de la Grand Place una procesión de gente disfrazada, con banderas, gigantes y cabezudos y… ¿un árbol? Preguntamos a la gente que se agolpa en las aceras y uno nos comenta “Es el Meyboom”… un compañero saca la tablet y busca “Patrimonio inmaterial de la humanidad, fiesta que rememora la victoria de Bruselas sobre Lovaina, si no plantan el Meyboom (árbol) antes de las 5 de la tarde la fiesta pasa a celebrarse en Lovaina”.

Seguimos al cortejo hasta el lugar donde debe ser plantado, con la curiosidad de si lo conseguirán o no, dicen que un año la gente de Lovaina robó el árbol. Y una vez plantado comienza la música y la cerveza empieza a correr por doquier y sobre todo por las venas. La cerveza oficial de las  fiestas una Saison de De La Senne que hace nuestras delicias, nos mezclamos entre la gente y disfrutamos de la fiesta mientras el  cuerpo aguanta.


Al día siguiente toca día tranquilo, así que los llevo a Cantillon. Ahí mis compañeros de viaje se empiezan a descolocar “¿Esto es cerveza? Qué rica está, me recuerda a la sidra asturiana”, Cantillon ha obrado el milagro de la conversión… “¿no decíais que no os gustaba la cerveza?" Salimos con las bolsas cargadas de sus fantásticas Lambics y Gueuzes.

Hoy es el día de regreso, pero aviso que tenemos que desviarnos, les llevo hasta Vleteren entro en las instalaciones de Struise, el chico de la tienda de Brujas me reconoce, esta vez sí vengo a por vuestras cervezas… pero este no es el motivo de este desvío. Pido a mis compañeros que me sigan, ocultando el verdadero propósito, cruzamos los descampados y llegamos a una construcción monástica, al fondo paro el coche y entablo conversación con un monje, desde lo lejos mis compañeros miran con perplejidad, finalmente el monje me entrega una caja de madera llena de botellas, este era el verdadero motivo de este viaje, una vez más tengo en mis manos el elixir divino.


El viaje llega a su fin regresamos con las amortiguaciones de los coches sufriendo por el peso de las cervezas que nos traemos, muchas de ellas directas para mi “baúl de las cervezas”.

Me paso el resto del mes de Agosto ordenando fotos, cervezas… y entre tanto sigo aprovechando los días soleados para salir a dar una vuelta en bici con los amigos y de nuevo “Abadía!!!”.

Miro por la ventana de nuevo, sigue lloviendo, este relato de mi beerano se ha acabado… sigo sintiendo ese sabor agrio en la garganta, creo que me voy a tomar una "Duchesse de Bourgogne" así camuflaré esta nostalgia que me invade….“Me encanta el Otoño”


8 comentarios:

  1. Magnífico tour turistico-cervecero.Puedo decir que he estado en Brujas y como las cervezas y el chocolate es lo mío pues estancia maravillosa ja,ja...
    Saludos.

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    1. Gracias!!! Que razón tienes, solo precisar que el mejor chocolate negro es el belga... si entramos en otras mezclas con leche, los chocolates suizos tienen mucho que decir.

      Saludos!!!!

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  2. Menudo viajazo y qué verano!!! Guardo muy buenos recuerdos de la Bretaña y ni qué decir de Brujas y Bruselas... Envidia, máxima envidia Miguel!! Muchísimas gracias por compartir tu crónica! Un placer leerte y me has dado unas ganas de tomar una Duchesse de Bourgogne... jajaja!! Un saludazo y gracias!!

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    1. Gracias a tí por ponernos la excusa perfecta para recordar los buenos momentos del viaje.

      Jaja ay la Duchesse de Bourgogne que bien sienta.

      Saludos!!!

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  3. Buen verano te has pegado, la táctica esa del "despistao qu tiene sed" la conozco bien... jajajajaja

    Un saludo!!

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    1. Buen verano, si señor, y eso que en Junio todavía todo estaba en el aire, pero hay que aprovechar las oportunidades.

      jaja que buena táctica la del "despistado que tiene sed" ¿eh? y que casualidad que siempre ocurre delante de un buen local... ya veo que no soy el único que la utiliza, jajaja

      Saludos!!!!

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  4. Pues vaya "beeranito" mas interesante y vaya colofón final.

    Un saludo!

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    1. Pues no estuvo mal, no me quejo... el colofón final de milagro, muchas llamadas para pedir cita, estos señores monjes cada día están más ocupados y es más difícil quedar con ellos, esto ya no es lo que era.

      Aunque también te digo que Polonia es muy interesante, por lo desconocido, creo que no habré bebido más de 10 cervezas polacas en mi vida.

      Saludos,

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