Miro por la ventana, está lloviendo, “Me encanta el Otoño….ja!!!”.
Una sensación tan agria como esas deliciosas sour de las que disfruté este
beerano oprimen mi garganta, ahora síntoma evidente de la depresión
postvacacional en la que estoy inmerso.
Me siento ante el ordenador, desde el blog cervecero
Lupuloadicto nos han invitado a que escribamos unas palabras sobre nuestro
verano cervecero (Enlace) o como reza la convocatoria sobre nuestro “Beerano”, vuelvo a
mirar por la ventana “¡¡¡mierda de día!!!”.
Comienzo mi narración a finales de Junio, acabo de llegar de
un verdadero viaje cervecero, la vida te da sorpresas, viaje sorpresa organizado unos días antes de
partir… pero pasamos página, eso ya pasó, ha llegado el verano y hay que mirar
hacia adelante.
Julio transcurre sin sobresaltos, "las bicicletas son para el
verano", así que desempolvo la mía y comparto rutas con los viejos compañeros de
afición, tras cada ruta “¡¡¡Abadía!!!” como grita siempre uno de los compañeros
o lo que es lo mismo contar batallitas delante de una inmensa jarra helada de
cerveza casi congelada… algún purista cervecero se retorcería de dolor ante tal
combinación, pero después de los esfuerzos del pedaleo es una auténtica
bendición… Si la ruta lo permite, paramos en ese bar donde siempre tienen las Orval
dispuestas cuando nos ven entrar por la puerta.
Y llega Agosto, y los amigos hemos organizado un viaje en
grupo, la vida no me permite viajar demasiado y desde hace muchos años llevaba
con el sueño de volver a pisar suelo bretón. Bretaña es uno de esos lugares que
me cautivan, sus paisajes, sus lugares mágicos y…en efecto, sus cervezas. Así
que, aunque el viaje sitúa su objetivo en Bélgica obligo al grupo a hacer escala
en Bretaña.
El viaje no es cervecero, de hecho a varios miembros de la
expedición no les gusta la cerveza, pero a ver quién se va a creer que estando
yo por ahí no los llevaré camino de la perdición. He llenado mi agenda de lugares y
una lista inabarcable de cervezas.
Mis dotes manipuladoras comienzan en el bonito pueblo de
Locronan, “Anda, una tienda de productos regionales, entremos seguro que tienen
cosas ricas” el cartel indica “Au Loup Garou Gourmand” y una pizarra en la
puerta añade “productos regionales bretones”… pero muchos bien sabemos que ese
lugar es más conocido como “La maison des 100 bières bretones”….jaja han caído
en la trampa.
También es muy recurrido el truco de “Tengo sed, anda si
tenemos al lado este local, entremos a beber algo”… que casualidad, pedazo de
cervecería excelente calificación en las webs de rating cervecero. Les descubro
el mundo de las cervezas tradicionales bretonas, nunca habían probado una
cerveza elaborada con agua marina, ni cervezas a base de flores… para mi amigo
amante del whisky una Philomenn Tourbe que hace sus delicias. Yo me decanto por
una Blaz An Amzer Nº3, que no es fácil de encontrar, fuerte, vigorosa y alcohólica triple, embriagadora como pocas.
Abandonamos Bretaña, pero antes les vuelvo a engañar y les
llevo hasta Esquelbecq donde vive uno de los mejores cerveceros franceses, Daniel Thiriez… una pena que a esas horas tenga la cervecería cerrada, pero ha
merecido la pena, salgo con una bolsa llena de maravillosas cervezas.
Brujas nunca ha sido de mi devoción, así que me escapo del
grupo para pulular por las buenas tiendas y lugares cerveceros que hay en la
ciudad: Visita a De Halve Maan para tomarme una cerveza, unas vueltas por la
laberíntica tienda de 2be y la machada de entrar a la tienda de Struise y salir
cargado de cervezas y ninguna de ellos, jaja.
Bruselas es una ciudad magnífica para beber cerveza, todo
sigue su cauce habitual: visita a lugares emblemáticos y unas cervezas para
reponer fuerzas… tomar una cerveza en “Mort Subite” puede parecer pasao de moda,
pero es maravilloso. Visita a la tienda del libanés, esta vez no le había
avisado de mi visita y no me había conseguido ninguna delicia. Una escapada a la
“Delirium” y una discusión con un tendero que me quiere vender una Tilquin al
doble de su valor… y a todo esto “Delices et Caprices” cerrado, gran desilusión.
Al día siguiente nos sorprende una banda de música y un
jolgorio inusual, camino de la Grand Place una procesión de gente disfrazada,
con banderas, gigantes y cabezudos y… ¿un árbol? Preguntamos a la gente que se
agolpa en las aceras y uno nos comenta “Es el Meyboom”… un compañero saca la
tablet y busca “Patrimonio inmaterial de la humanidad, fiesta que rememora la
victoria de Bruselas sobre Lovaina, si no plantan el Meyboom (árbol) antes de
las 5 de la tarde la fiesta pasa a celebrarse en Lovaina”.
Seguimos al cortejo hasta el lugar donde debe ser plantado,
con la curiosidad de si lo conseguirán o no, dicen que un año la gente de Lovaina
robó el árbol. Y una vez plantado comienza la música y la cerveza empieza a
correr por doquier y sobre todo por las venas. La cerveza oficial de las fiestas una Saison de De La Senne que hace
nuestras delicias, nos mezclamos entre la gente y disfrutamos de la fiesta
mientras el cuerpo aguanta.
Al día siguiente toca día tranquilo, así que los llevo a Cantillon.
Ahí mis compañeros de viaje se empiezan a descolocar “¿Esto es cerveza? Qué
rica está, me recuerda a la sidra asturiana”, Cantillon ha obrado el milagro de
la conversión… “¿no decíais que no os gustaba la cerveza?" Salimos con las bolsas
cargadas de sus fantásticas Lambics y Gueuzes.
Hoy es el día de regreso, pero aviso que tenemos que
desviarnos, les llevo hasta Vleteren entro en las instalaciones de Struise, el
chico de la tienda de Brujas me reconoce, esta vez sí vengo a por vuestras
cervezas… pero este no es el motivo de este desvío. Pido a mis compañeros que
me sigan, ocultando el verdadero propósito, cruzamos los descampados y llegamos
a una construcción monástica, al fondo paro el coche y entablo conversación con
un monje, desde lo lejos mis compañeros miran con perplejidad, finalmente el
monje me entrega una caja de madera llena de botellas, este era el verdadero motivo de este
viaje, una vez más tengo en mis manos el elixir divino.
El viaje llega a su fin regresamos con las amortiguaciones
de los coches sufriendo por el peso de las cervezas que nos traemos, muchas de
ellas directas para mi “baúl de las cervezas”.
Me paso el resto del mes de Agosto ordenando fotos, cervezas… y entre
tanto sigo aprovechando los días soleados para salir a dar una vuelta en bici
con los amigos y de nuevo “Abadía!!!”.
Miro por la ventana de nuevo, sigue lloviendo, este relato
de mi beerano se ha acabado… sigo sintiendo ese sabor agrio en la garganta,
creo que me voy a tomar una "Duchesse de Bourgogne" así camuflaré esta nostalgia
que me invade….“Me encanta el Otoño”
Magnífico tour turistico-cervecero.Puedo decir que he estado en Brujas y como las cervezas y el chocolate es lo mío pues estancia maravillosa ja,ja...
ResponderEliminarSaludos.
Gracias!!! Que razón tienes, solo precisar que el mejor chocolate negro es el belga... si entramos en otras mezclas con leche, los chocolates suizos tienen mucho que decir.
EliminarSaludos!!!!
Menudo viajazo y qué verano!!! Guardo muy buenos recuerdos de la Bretaña y ni qué decir de Brujas y Bruselas... Envidia, máxima envidia Miguel!! Muchísimas gracias por compartir tu crónica! Un placer leerte y me has dado unas ganas de tomar una Duchesse de Bourgogne... jajaja!! Un saludazo y gracias!!
ResponderEliminarGracias a tí por ponernos la excusa perfecta para recordar los buenos momentos del viaje.
EliminarJaja ay la Duchesse de Bourgogne que bien sienta.
Saludos!!!
Buen verano te has pegado, la táctica esa del "despistao qu tiene sed" la conozco bien... jajajajaja
ResponderEliminarUn saludo!!
Buen verano, si señor, y eso que en Junio todavía todo estaba en el aire, pero hay que aprovechar las oportunidades.
Eliminarjaja que buena táctica la del "despistado que tiene sed" ¿eh? y que casualidad que siempre ocurre delante de un buen local... ya veo que no soy el único que la utiliza, jajaja
Saludos!!!!
Pues vaya "beeranito" mas interesante y vaya colofón final.
ResponderEliminarUn saludo!
Pues no estuvo mal, no me quejo... el colofón final de milagro, muchas llamadas para pedir cita, estos señores monjes cada día están más ocupados y es más difícil quedar con ellos, esto ya no es lo que era.
EliminarAunque también te digo que Polonia es muy interesante, por lo desconocido, creo que no habré bebido más de 10 cervezas polacas en mi vida.
Saludos,