- “Hola, estábamos
pensando en organizar una cata de cervezas belgas… Habíamos pensado en ti para
dirigirla ¿Cómo ves la idea?”
- “Pues es una idea
tentadora” – Respondí al momento.
La persona que me hacía semejante proposición era Miguel,
que junto a Abel regentan “Señor Lúpulo.Despacho de cervezas”, uno de esos
lugares cerveceros de los que no me cabe la menor duda que si estuviera en
Madrid o Barcelona estaríamos hablando de un lugar cervecero de referencia. Al
frente dos grandes conocedores y aficionados del mundo de la cerveza y que conocía desde
un día que me dejé caer por allí.
En realidad, no podía negarme, aunque haciendo memoria desde
el 2008-09 no me metía en una de estas, pero “me lo pedía el cuerpo”. Solo
faltaba fecha y elegir las cervezas, el tema se retrasó unos meses hasta el
pasado 5 de marzo y de la selección de cervezas, que voy a decir, a parte de
tocar varios estilos puramente belgas, me pareció impresionante (Blanche de
Namur, Cuvée Rene, Orval, Rochefort 6, Oerbier Reserva y Prearis Quadrupel).
Las plazas se agotaron en un visto y no visto, por un lado,
me alegraba porque siempre que organizas un evento de estos está la duda de si
vas a cubrir las plazas o no. Significaba también que iba a tener personas
interesadas y en realidad no me sorprendía del todo. En los últimos tiempos hemos asistido
a como los estilos belgas vuelven a reclamar ese espacio que realmente se merecen.
Por otro lado, sabía que este tipo de eventos, con un título
tan genérico, puede ser un arma de doble filo, personas con conocimientos y
expectativas muy dispares.
Así que a la hora de preparar el evento nunca perdí de vista
los objetivos que no eran otros que:
1 – Disfrutar de buenas cervezas (estaba asegurado con la
selección)
2 – Divertirnos (entiendo que desde un punto de vista
amateur debe ser la premisa fundamental).
3 – Que todos aprendiéramos algo (en un mundo donde tenemos
toda la información que queramos a un click de ratón, es cada día más difícil).
4 – A título personal, tratar de transmitir toda la pasión
que siento por las cervezas belgas.
Para todo ello utilicé la misma filosofía que rige este
blog, siempre tratando de dar un toque personal, lleno de experiencias y
sentimientos. Así que, sin más guion que el que marcaban las cervezas, allí me
presenté con la garganta y nariz un poco tocadas, ya que dos días antes había pillado un catarrazo de cuidado, lo cual presumiblemente me
iba a limitar bastante a la hora de captar y saborear los matices de las
cervezas.
Poco antes del evento pincharon el barril de Préaris
Quadrupel, la única cerveza del evento que no había probado previamente, así
que me apresuré a hacer una cata rápida para tratar de definir las
características relevantes y no ir a ciegas a la cata.
Llegan los asistentes y empezamos la cata. Siempre me ha
gustado aprovechar la presentación para lanzar una pregunta a los
participantes, el objetivo claro, identificar sus motivaciones y calibrar el
nivel de los asistentes.
Son comedidos, en las respuestas, como con miedo a decir
algo erróneo, pero por el contrario se revelan como un grupo que, aunque muy
dispar les une el gusto por las cervezas belgas… ¡que más se puede pedir!
Siguiendo el orden lógico, comenzamos por la cerveza más
suave, Blanche de Namur una Witbier, ese estilo suave y delicado casi la
antítesis de los estilos de moda. La acerco a mi nariz, tomo un sorbo y…
efectivamente no aprecio ningún matiz, ni sabor… ¡¡¡maldito catarro!!!
Y se van sucediendo las distintas cervezas en un tono
informal. De cada cerveza voy dando pinceladas de su estilo, elaboración,
historia… Pierre Celis, Rene Lindemans, las peculiaridades que hacen a la Orval
una cerveza única, las cervezas de abadía…
Los asistentes, van aportando sus percepciones, surgen muchas e interesantes preguntas y yo trato de que
cada uno consiga eso que esperaba de esta cata. Es difícil en un grupo de 20
personas y se suceden momento de todo tipo, más distendidos, que rozan el caos, con momentos de gran interés
por parte de todos, lo que me va dando una idea de cuáles son los aspectos que
resultan más interesantes para el grupo.
Y mientras tanto mis papilas olfativas y gustativas siguen
aletargadas, paso por cuvée Lindemans casi sin darme cuenta, de una cerveza tan
especial como la Orval únicamente capto unos leves matices cítricos y especiados,
mi querida Rochefort 6 me pasa desapercibida.
Y llega el que yo creo que fue el gran descubrimiento para
casi todos los asistentes, Oerbier Reseva. Recuerdo otro tiempo cuando para
conseguir esta cerveza tenías que visitar las instalaciones de De Dolle. Una
cerveza majestuosa que no pasa desapercibida, introduzco un poco los estilos de
Flandes y sus exponentes representados en Rodenbach y Liefmans para dar un
salto rápidamente a lo surrealista que puede ser una visita a las instalaciones
de De Dolle con la imagen desenfadada de los miembros de esta cervecería… tiro
de anecdotario de mis tres visitas a estos “cerveceros locos”… Kris, la abuela,
etc. Pero que nadie se confunda, esta gente haciendo cerveza no tienen ni un
pelo de locos.
Terminamos con la Préaris Quadrupel, de la que hago una
breve introducción al estilo y presento a esta cerveza como mejor cerveza
artesana belga de 2011. Sin pararme mucho pego un nuevo salto en el guion,
quiero dedicar el final de la cata a contestar a esa pregunta con la que
comenzaría cualquier cata de este estilo, pero que yo he dejado para el final “¿Por
qué Bélgica?”. No puedo terminar una cata de cervezas belgas sin dejar de
mencionar a Michael Jackson y hago un alegato a su gran labor para descubrirnos
las cervezas de este país.
La cata ha terminado, los asistente rompen en un aplauso, que agradezco enormemente… pero ¿la cata ha terminado? No!!!!! Miguel y Abel
nos han reservado una sorpresa final de cata y abren una botella de 1,5 L de
Chimay Cinq Cent (la blanca). Extraordinaria tripel que aprovechamos todos para
seguir hablando de cerveza.
Miro el reloj, nos hemos pasado en más de una hora el tiempo
que tenía previsto para la exposición, el tiempo ha volado, buena muestra de lo
entretenidos que estábamos hablando y disfrutando de las buenas cervezas belgas
que saboreamos durante la mañana, unos más que otros (debido a mi catarro).
Para finalizar quiero agradecer nuevamente a Miguel y Abel, de Señor Lúpulo, y a todos los asistentes a la
cata, la oportunidad que me han dado de contar batallitas y hablar de una de
mis grandes pasiones como son las cervezas belgas.
Gracias!!!
No hay mejor forma de birrangelizar que transmitar nuestra pasíon a un grupo de aficionados y primerizos amantes de las cervezas (belgas). Enhorabuena por la cata y una faena esa faena que tus sentidos estuvieran un poco "tocados"
ResponderEliminarUn saludo
En el tema de la birrangelización estamos, jeje
EliminarBuen grupo, aunque alguno no era tan primerizo, jeje
Lo del catarro, pues eso, una faena... pero me lo pasé muy bien.
Saludos Jose