Hace años cuando me tomaba más en serio mi colección de
etiquetas de cerveza compré esta Schremser Bio Roggen, como muchas otras, para conseguir esa etiqueta que no tenía. Al probarla, descubrí una cerveza tosca que me llamó la atención, de hecho, se convirtió en una de esas cervezas con las
que siempre volvía de mis viajes por Europa.
Sin embargo, los gustos cambian y por
suerte el panorama cervecero actual nos muestra infinitas posibilidades que
hace años no teníamos. Quizás por ello, esta última vez que la encontré en un
supermercado austriaco la compré por inercia y con cierta desgana, posiblemente
la próxima vez no lo haga, así que es el momento de rendirle un pequeño
homenaje en forma de post... ahora o quizás nunca.
PROHIBICION, OLVIDO Y RECUPERACION
Esta Schremser Bio Roggen
parte de una receta tradicional austriaca que era habitual en la zona de Schrems hasta
el siglo XV. Prohibida y olvidada a causa de la famosa Reinheitsgebot esa “ley
de pureza” que tan flaco favor hizo a la evolución de la cerveza en Europa y cuya
principal motivación, no olvidemos, no fue la calidad y estandarización del
producto y si el monopolio de la cebada que en aquel tiempo poseía Guillermo IV de Baviera.
Dejando reseñas
históricas a un lado, la receta fue recuperada por Brauerei Schrems quién la adaptó creando una cerveza que ha tenido y sigue teniendo muchos seguidores, obviamente sobre todo en Austria.
DESCRIPCION
Lo primero que debemos decir es que esta cerveza la podemos
incluir dentro de las Roggenbier, estilo tradicional alemán caracterizado por
el uso de malta de centeno, para los amantes de una nomenclatura más actual sería una “German Wheat/Rye Beer”. Posee 5,2% de contenido alcohólico y sus
ingredientes han sido producidos orgánicamente.
Nota: Para beberla en esta ocasión he optado por una jarra
Seidel de flauta (alargada y estrecha), en realidad creo que para esta cerveza podría
ser igualmente válido un vaso de pinta o un vaso de larger… o una jarra Stein
por eso de ambientarse a la hora de beber un estilo germánico.
Centrándonos en la cerveza, es de color ámbar tirando a
rojizo, apariencia nebulosa, casi turbia. Buena capa de espuma blanca, cremosa y densa
con buena permanencia. De hecho, el aspecto de esta cerveza es perfecto y la
hace muy apetecible.
El aroma es predominantemente dulce a malta, los cereales
son los protagonistas en el aroma y solo una leve nota ácida proveniente del centeno.
Levemente se nota la levadura y los lúpulos, sin casi ningún tipo de
protagonismo en el aroma.
En el sabor lo primero que detectamos es un amargor seco,
que ya indican que no es una cerveza fácil, no es que sea muy amarga, pero
quizás ya no estemos muy acostumbrados a este perfil. El centeno da unas notas
tostadas muy particulares. Por medio van desplegándose una serie de matices
dulces, afrutados. Los cereales bien presentes y como resultado cierta acidez. En boca tiene buen cuerpo, es tosca y áspera personalmente me evocan a cervezas de otra época, pero también
sabrosa y picante. Finalmente el amargor vuelve a ser dominante en un regusto
largo y seco.
CONCLUSIONES
Había que hablar de ella, la primera conclusión que saco es
que quizás la receta obedece a un perfil de cerveza ya "anticuado". Es una cerveza ruda y tosca, aunque seguro que no tanto como aquella receta original que se bebía antes del
siglo XV en la región de Schrems.
Teniendo en cuenta lo anterior, entiendo perfectamente que si algún día la bebéis quizás inicialmente os parezca una
cerveza sin atractivo ninguno, es fácil pasar por alto su complejidad y
sutileza, a pesar de su carácter rudo, con la que van apareciendo los matices. Desde aquí os la recomiendo.
Valoración de El Baúl de las Cervezas: 7,5/10
Ficha Técnica:
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Fabricante:
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Brauerei Schrems.
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Elaborada en:
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Schrems (Austria).
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Estilo:
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Roggenbier.
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Color:
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Ámbar.
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Alcohol:
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5,2% Alc.
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IBUs:
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N/A
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Temperatura:
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10º-12ºC.
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Servir en:
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Seidel/Stein
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Uno de mis 'targets' cuando voy a algún sitio es probar los estilos clásicos. Esos que se desmarcan de todo listado ya sea por están en decadencia o porque han sido asimilados por otros estilos actuales. Creo que esta cumple con ello y no haber probado nada de la cervecera (incluso muy cosa austriaca) hace el resto para pillarla si la veo.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo en cuanto al verdadero propósito de la Ley de pureza alemana. Hoy día algo así por parte de una empresa estaría prohibidísimo y con multas multimillonarias, pero en aquel entonces...
Un saludo
Hola Jose,
EliminarSí, yo también intento probar los estilos clásicos allá donde voy... la gente se sorprendería de los estilos de cerveza desconocidos que hay por ejemplo, en un país tan conocido cerveceramente como Bélgica.
Este post también lleva implicita la reflexión del cambio de gustos, esta hace unos años me parecía una cerveza más que interesante y ahora hasta parece pasada de moda.
En cuanto a la ley de pureza, yo todo lo que he leído apunta a que fue una jugada maestra de Guillermo IV de Baviera y exacto hoy se llevaría una multa de cuidado de la Unión europea, jaja.
Saludos Compañero!!!